Vaticano

“No hay excusas: podemos caminar juntos, orar juntos y trabajar juntos”, dice el Papa al Consejo Mundial de las Iglesias





“Después de tantos años de compromiso ecuménico, pedimos al Espíritu que fortalezca nuestro caminar”. Son las palabras pronunciadas por el papa Francisco en la oración ecuménica celebrada hoy, 21 de junio, en la sede del Consejo Mundial de las Iglesias (CMI) en Ginebra. “Con demasiada facilidad este caminar se detiene ante las diferencias que persisten; con frecuencia se bloquea al empezar, desgastados por el pesimismo. Las distancias no son excusas; se puede desde ahora caminar según el Espíritu: rezar, evangelizar, servir juntos, esto es posible y agradable a Dios. Caminar juntos, orar juntos, trabajar juntos: he aquí nuestro camino fundamental”, ha completado Jorge Mario Bergoglio.

En una peregrinación de apenas 11 horas, el Papa ha querido ser parte de la conmemoración del 70 aniversario de la fundación del Consejo. Tras una audiencia privada con el presidente suizo, Alain Berset, se ha dirigido al Centro Ecuménico del CMI para la oración conjunta, que ha comenzado a las 11:15 horas con la oración de arrepentimiento, la oración por la reconciliación y por la unidad.

Durante su alocución, Francisco se centró en la unidad entre los cristianos. “Este camino tiene una meta precisa: la unidad. La vía contraria, la de la división, conduce a guerras y destrucciones. El Señor nos pide que invoquemos continuamente la vía de la comunión, que conduce a la paz. El Señor nos pide unidad; el mundo, desgarrado por tantas divisiones que afectan principalmente a los más débiles, invoca unidad”, ha pedido.

“Peregrino en busca de unidad y paz”

Y en busca de esa unidad se enmarca el viaje apostólico, cómo ha recalcado el propio Santo Padre: “He querido venir aquí, peregrino en busca de unidad y paz. Doy las gracias a Dios porque aquí os he encontrado, hermanos y hermanas ya en camino. Caminar juntos para nosotros cristianos no es una estrategia para hacer valer más nuestro peso, sino que es un acto de obediencia al Señor y de amor al mundo. Pidamos al Padre que caminemos juntos con más vigor por las vías del Espíritu”.

“El hombre es un ser en camino –ha añadido–. Está llamado a ponerse en camino durante toda la vida, a salir continuamente del lugar donde se encuentra: desde que sale del seno de la madre hasta que pasa de una a otra etapa de la vida; desde que sale de la casa de los padres hasta el momento en que deja esta existencia terrenal. El camino es una metáfora que revela el sentido de la vida humana, de una vida que no es suficiente en sí misma, sino que anhela algo más. El corazón nos invita a marchar, a alcanzar una meta”.

Pero “caminar es una disciplina, un esfuerzo, se necesita cada día paciencia y un entrenamiento constante”, ha explicado. Y es que “es preciso renunciar a muchos caminos para elegir el que conduce a la meta y reavivar la memoria para no perderla. Caminar requiere la humildad de volver sobre los propios pasos y la preocupación por los compañeros de viaje, porque únicamente juntos se camina bien. Caminar, en definitiva, exige una continua conversión de uno mismo. Por este motivo, son muchos los que renuncian, prefiriendo la tranquilidad doméstica, en la que atienden cómodamente sus propios asuntos sin exponerse a los riesgos del viaje. Pero así se aferran a seguridades efímeras, que no dan la paz y la alegría que el corazón aspira, y que solo se consiguen saliendo de uno mismo”.

“El ecumenismo nos ha puesto en camino”

Francisco ha recordado que a lo largo de la historia, “las divisiones entre cristianos se han producido con frecuencia porque fundamentalmente se introducía una mentalidad mundana en la vida de las comunidades: primero se buscaban los propios intereses, solo después los de Jesucristo”. “En estas situaciones –ha continuado–, el enemigo de Dios y del hombre lo tuvo fácil para separarnos, porque la dirección que perseguíamos era la de la carne, no la del Espíritu. Incluso algunos intentos del pasado para poner fin a estas divisiones han fracasado estrepitosamente, porque estaban inspirados principalmente en una lógica mundana. Pero el movimiento ecuménico surgió por la gracia del Espíritu Santo. El ecumenismo nos ha puesto en camino siguiendo la voluntad de Jesús, y progresará si, caminando bajo la guía del Espíritu, rechaza cualquier repliegue autorreferencial.

Después de rezar el Padrenuestro y la oración por la unidad de la Iglesia, el Papa se ha montado en el coche rumbo al Instituto Ecuménico de Bossey, donde almuerza con la dirección del CMI y el cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos. Tras la comida, vuelta al Centro Ecuménico donde tendrá lugar otro encuentro y la misa antes de volver a Roma.

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