Una reciente encuesta sobre las religiones en Nueva Zelanda ha puesto en evidencia la caída de la popularidad de la cristiandad en la isla. Solamente un tercio de la población se identifica como cristiana, frente al 43% de 2013 y el 49% de 2006. La encuesta, llevada a cabo por la fundación cristiana Wilberforce, pone de manifiesto que lo que más aleja a los neozelandeses del cristianismo son las enseñanzas de la Iglesia en cuanto a homosexualidad, que mencionaron un 47% de los encuestados, y la doctrina del infierno, mencionada por un 45%. También hay un gran rechazo por los casos de abusos, que muestran que los religiosos “no practican lo que predican”
A raíz de esto, según informa CRUX, el cardenal arzobispo de Wellington, John Dew, reconoció que los líderes cristianos de la isla han tenido “deficiencias” en sus gestiones, “especialmente con respecto a ciertos grupos como la comunidad LGBTI, que ha sentido un rechazo muy real desde la Iglesia”. En cuanto a los abusos, el purpurado se dio por enterado de las quejas, afirmando que “también oímos la llamada de los que quieren ver nuestras acciones hablar más fuerte que nuestras palabras, viviendo conforme a las enseñanzas de Jesús”, concluyó.
Ayer, jueves 21 de junio, la ciudad de Masaya amaneció con sonidos de disparos por tercer día consecutivo, causados por los ataques de milicias y paramilitares, que recorren la ciudad derribando barricadas y dispersando a los manifestantes a tiros. Pero ayer hubo algo diferente, ya que esa misma mañana un grupo de obispos, encabezados por el cardenal Leopoldo Brenes y el nuncio Stanislaw Sommertag, entraron en la ciudad dispuestos a acabar con la situación.
Según informa La Prensa, los purpurados se abrieron camino por las calles arropados por los habitantes, quienes les recibieron de rodillas implorando el fin de la represión y les acompañaron en procesión con el Santísimo. Tras esto, se dirigieron a la delegación policial, donde se reunieron con el comisionado Ramón Avellán, señalado por la población como responsable de la represión en la ciudad. A la salida, el cardenal Brenes afirmó que el comisionado “se comprometió con nosotros a suspender todo hostigamiento. Yo le dije que si esto se incumplía, yo lo iba a llamar”.
Además llevaron a Avellán una lista con los detenidos durante las protestas, y Brenes aseguró que el comisionado “se ha comprometido en liberarlos mañana” (hoy viernes). Antes de marcharse de la ciudad, el purpurado dio orden a tres sacerdotes, Bismarck Conde, Edwin Román y Álvaro Leiva, de que se quedaran a comprobar que se cumplía lo acordado.
El presidente de Burkina Faso, Roch Marc Christian Kaboré, ha recibido a los obispos de la Conferencia Episcopal de Burkina-Níger al término de su asamblea general ordinaria, quienes han compartido con él diversas ideas y conclusiones derivadas de dicha asamblea. Sin embargo, lo más interesante del encuentro entre obispos y presidente ha sido la decisión de invitar al papa Francisco a visitar el Sahel.
Según ha afirmado en La Croix, el presidente de la Conferencia Episcopal, Paul Ouedraogo, “damos prioridad a Burkina Faso, pero el objetivo es que visite al pueblo del Sahel”, debido a las grandes dificultades que atraviesa. El propio Ouedraogo expresó al presidente Kaboré la necesidad de acompañar la invitación episcopal de una invitación a nivel estatal, por lo que la República ya se ha sumado a la petición de viaje para aumentar las posibilidades de que el Papa decida visitar el país.
San Juan Pablo II fue el primer y -por ahora- último Papa en viajar a Burkina Faso, dos veces además, en 1980 y 1990. Durante la segunda visita hizo un llamamiento especial a la solidaridad entre naciones. Fue un viaje que quedó grabado en la memoria de los burkineses, quienes ya tienen la esperanza de que Francisco se convierta en el segundo papa en visitar el país.