‘Traslatio sedis’ es la gran exposición con la que la Diócesis de Cádiz y Ceuta muestra su rico pasado de frontera y reivindica la singularidad de su patrimonio cultural y religioso. “Esta exposición, como todos los que se están organizando para el año jubilar, es un acto más de gracias a Dios, de exaltación de la fe en nuestra tierra y de su larga historia. Celebramos el 750 aniversario del traslado de la sede episcopal desde Medina Sidonia a Cádiz, pero la fe aquí es desde época apostólica”, afirma su comisario, David Gutiérrez Domínguez.
“Además de recordar nuestro pasado, representa también nuestro presente, porque mostramos obras de arte que han sobrevivido como objetos de fe, y que queremos que nos ayuden a afrontar con esperanza el futuro”, añade el sacerdote gaditano.
El escenario de ‘Traslatio sedis’ –que permanecerá abierta hasta el 15 de diciembre– no podía ser otro que la sede diocesana, la catedral de Cádiz. “Esta exposición, que ha contado con la colaboración de la Fundación Las Edades del Hombre, también se ha contagiado de ese espíritu de que tan importante es el contenido como el continente. Y nuestra catedral es espectacular. Es de los últimos grandes proyectos de las catedrales históricas, está en la transición del Barroco al Neoclásico que irrumpe en Cádiz con una tremenda fuerza”, relata el comisario.
La catedral representa una de las particularidades de la exposición. “El neoclasicismo es una de las características que hace peculiar al arte gaditano, que prácticamente se convirtió en un modelo a seguir en Andalucía”, apunta Gutiérrez. Otra es –también muy visible– el impacto de la Escuela Genovesa, vinculada al esplendor del comercio de Indias en los siglos XVII y XVIII.
“Una característica que tiene la diócesis de Cádiz, que le hace un poco singular al resto de las andaluzas, es la presencia de autores italianos en su patrimonio artístico. Veremos esculturas que le han dado a Cádiz una presencia singular en la historia del arte”, relata el sacerdote. Así, La Inmaculada Concepción (1774) de Doménico Giscardi, procedente de la iglesia de la Santa Cruz (Cádiz), no podía faltar en ‘Traslatio sedis’.
“Aunque contiene piezas de autores de primera fila, como son Murillo o La Roldana, creo que si está exposición es única, es porque muestra una gran cantidad de piezas desconocidas de un gran valor patrimonial”, precisa Gutiérrez, que ha sido delegado episcopal de Patrimonio y actualmente dirige la Escuela de Arte Cristiano puesta en marcha por el Obispado. Por ejemplo, la extraordinaria talla conocida como el Divino Indiano (1674), procedente del Convento de las Agustinas Recoletas (Chiclana).
En total, son 91 obras procedentes de todos los rincones de la diócesis, aunque también hay piezas del Museo del Prado o de la Diócesis de Granada. “No es solo un muestrario, sino un medio que ayudará a entender mucho mejor el misterio de la Iglesia diocesana. El mensaje no es otro que la enorme labor que la Iglesia ha realizado en Cádiz a lo largo de los siglos, y sigue haciendo”, señala Gutiérrez.
El discurso expositivo, compartimentado en seis capítulos que va mucho más allá del 750 aniversario de traslado de la sede episcopal, se inicia con la llegada del cristianismo a Cádiz. “Desde los orígenes en el siglo I hasta que se implanta en los siglos posteriores, en los que tuvo que abrirse paso ante un ambiente religioso pagano de enorme peso, como fue el culto a Hércules”, narra Gutiérrez.