El Papa pide no hacerle el “trabajo sucio” a la muerte

  • Francisco recibe a los participantes en la asamblea general de la Pontificia Academia para la Vida, que debatirán hasta el miércoles sobre bioética y neonatos
  • “El mal intenta persuadirnos de que la muerte es el final de toda cosa, de que vinimos al mundo por casualidad y estamos destinados a acabar en la nada”, dice

 

El papa Francisco saluda al arzobispo Vincenzo Paglia

Alrededor de 300 expertos participan en la asamblea general que la Pontificia Academia para la Vida (PAV) celebra desde hoy, 25 de junio, y hasta el miércoles en Roma, donde debatirán sobre bioética deteniéndose en particular sobre la situación de los neonatos. ‘Iguales en el nacimiento, ¿pero después? Una responsabilidad global’ es el lema de estas jornadas de reflexión que fueron inauguradas por el arzobispo italiano Vincenzo Paglia, presidente de este organismo vaticano.

El papa Francisco, que puso a Paglia al frente de la PAC en agosto de 2016 para ampliar la perspectiva de esta institución, recibió esta mañana a los participantes en la asamblea general y les dejó un mensaje contundente: no deben hacerle el “trabajo sucio” a la muerte. “El mal intenta persuadirnos de que la muerte es el final de toda cosa, de que vinimos al mundo por casualidad y estamos destinados a acabar en la nada”, dijo el Pontífice, para conectar ese concepto con el egoísmo y el individualismo. “Al excluir el prójimo de nuestro horizonte, la vida se pliega sobre sí misma convirtiéndose en un bien de consumo”, recalcó.

No al aborto

Tras recordar el ejemplo del mito de Narciso, señaló el peligro de enfermar de un virus “muy contagioso” que lleva al ser humano a convertirse en “hombre-espejo” y en “mujer-espejo”, que solo se ven a sí mismos “y a nada más”. Francisco pidió en cambio una “visión global de la bioética” que esté presente en el campo social y se inspire en los valores cristianos, para que de esta manera sea capaz de “desactivar la complicidad con el trabajo sucio de la muerte sostenido por el pecado”.  

El Papa habló claramente del aborto en su alocución echando mano de una cita de su exhortación apostólica ‘Gaudete et exsultate‘. “La defensa del inocente que no ha nacido, por ejemplo, debe ser clara, firme y apasionada, porque allí está en juego la dignidad de la vida humana, siempre sagrada, y lo exige el amor a cada persona más allá de su desarrollo. Pero igualmente sagrada es la vida de los pobres que ya han nacido, que se debaten en la miseria, el abandono, la postergación, la trata de personas, la eutanasia encubierta en los enfermos y ancianos privados de atención, las nuevas formas de esclavitud, y en toda forma de descarte”, dijo.

Timón de la historia

Resultó significativo el llamamiento de Jorge Mario Bergoglio para que las personas acepten su propio cuerpo y lo vean como un don de Dios. Solo así será capaces de “aceptar el mundo entero como un don del Padre” que es “casa común”. “Aprender a acoger el propio cuerpo para cuidarlo y respetar sus significados es esencial para una verdadera ecología humana”, dijo, destacando la particularidad de cada cuerpo y las diferencias entre la “feminidad y la masculinidad”.

l arzobispo Paglia deseó que la asamblea general de estos días sirva para desarrollar un “sentido profundo de la bioética” de manera que se acentúe la atención sobre el ser humano. “La defensa de la familia humana debe tener el mismo peso que la defensa del medio ambiente”, comentó en un almuerzo con periodistas la semana pasada. “A la alianza entre el hombre y la mujer, Dios le ha dado el timón de la historia. Debemos comprender que la ética nos concierne a todos, de la política a la economía y desde los curas hasta los ateos”.

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