Casi la mitad del capital recaudado por OMP España proviene de las parroquias

  • Obras Misionales Pontificias presenta su Memoria de Actividades 2017 en Madrid
  • El subdirector de la entidad reconoce que la edad media de los 11.018 misioneros se sitúa en los 75 años

Joan Soler Josefa Ledo y José María Calderón presentan en Madrid la Memoria Anual de Actividades

Obras Misionales Pontificias de España ha presentado hoy, 26 de junio, por la mañana su Memoria Anual de Actividades, siendo la primera vez que convoca a los medios de comunicación para esta presentación. El acto ha corrido a cargo del subdirector Jose María Calderón, quien ha explicado que la memoria se hace principalmente por dos motivos: “Porque la OMP supone como institución una gran riqueza, y sería injusto privar a los españoles de esta riqueza” y como “reconocimiento al trabajo y esfuerzo de la gente que trabaja en OMP”.

En nuestro país, según ha explicado Calderón, se trabaja a nivel diocesano y parroquial en cuatro frentes distintos, sensibilización, formación, colaboración económica y acompañamiento de los misioneros.

¿Cuánto y cómo se recauda?

Calderón ha lamentado que “muchas veces no podemos ofreceros proyectos preciosos, porque la mayoría de las veces es dinero para que el cura llegue al pueblo, que los niños tengan cuadernos, las iglesias luz y agua, que haya formas para la Misa…”, es decir, sostener necesidades básicas de las comunidades. Con todo, en España se recaudaron el año pasado algo más de 16 millones de euros, de los que un 45% provienen de las parroquias, un 25% de herencias, un 8% de colegios y el 23% restante de otro tipo de fuentes, como donaciones, domiciliaciones, suscripciones…

Cada diócesis recauda y lo envía a la delegación diocesana. Luego, OMP lo envía a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y, en la reunión anual, el Dicasterio decide a dónde va cada euro de cada país. Así, si se decide que el dinero de España vaya por ejemplo en parte a Benín y en parte al Congo, por lo que OMP España lo envía directamente a través de la nunciatura; de esta manera el dinero no pasa por Roma.

Finalmente, ha explicado que hay en total 11.018 misioneros españoles alrededor del mundo, aunque solamente están en contacto permanente con alrededor de 7.800 a través de email, hablando con ellos regularmente e intentando atender su necesidades. Sin embargo, la edad media de estos misioneros nacionales es de 75 años, y por ahora no rejuvenece.

“No somos oficinas recaudatorias”

A continuación han intervenido Josefa Ledo, secretaria de la delegación diocesana de Orense, y Joan Soler, que ha sido misionero en Togo durante 9 años. Josefa, que lleva en OMP 42 años, ha explicado que las delegaciones “no son oficinas recaudatorias ni sirven solamente para las campañas. Da igual lo que tengas planeado hacer ese día, siempre entra alguien a preguntar cómo puede ayudar, o la familia de algún misionero, alguien que quiere donar…”.

Josefa afirma que disfruta mucho, y defiende que “estamos en contacto con lo mejor de la Iglesia: los misioneros, que lo han dejado todo para anunciar el Evangelio. Si hay una guerra o un terremoto, la gente huye pero ¿Quién se queda? Los misioneros”.

Y las 69 delegaciones diocesanas de OMP “somos pequeñas gotas de agua que caen constantemente, y el mensaje va calando dentro de la gente, eso es animación misionera”, ha explicado. Y esta alegría de la Evangelización es muy importante, porque “si un profesor o un padre de familia están animados y sienten esa alegría, la van a transmitir seguro”. Finalmente, Josefa ha añadido que la misión aquí es muy importante, pero que nunca hay que perder de vista la misión ‘ad gentes’.

“Ir de misión es lo mejor que te puede pasar”

“Las OMP existen porque tenemos una misión. Yo tuve la suerte de poder marchar a misión. Es lo mejor que te puede pasar”, afirma este misionero oriundo de Cataluña con una alegría y entusiasmo contagiosos. “Por supuesto que hay momentos muy difíciles, pero siempre salimos porque tenemos al lado a Dios y a todas las OMP que nos ayudan continuamente”, añade.

Este misionero afirma sonriente que “todo lo que tenemos lo damos ¿Para que lo vas a guardar? Ellos me dan las gracias, los abrazos, la alegría… Mi maleta vuelve vacía de cosas pero llena de sonrisas y agradecimientos”. Pero Soler no se atribuye ningún mérito, habla “de tanta gente que me agradece a mí las cosas cuando no lo merezco porque yo solo soy la cara visible de un montón de gente detrás que trabaja muy duro”.

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