El encargo del arzobispo Scicluna quedó a cargo de tres mujeres que, junto a dos sacerdotes, prolongan la escucha de denuncias con sede en la Nunciatura
“Nos han pedido que la Iglesia avance en caminos de verdad, justicia y reparación”, declaró el arzobispo Charles Scicluna al salir de Chile, una vez concluida la misión que, junto al sacerdote Jordi Bertomeu, realizaron durante ocho días en el país. “Es también lo que nos pide el Santo Padre, agregó. Por ello reitero que la invitación a reconocer y admitir la verdad completa, con todas sus dolorosas repercusiones y consecuencias, es el punto de partida para una curación auténtica, tanto de la víctima como del autor de los abusos”, precisó, a la vez que reivindicó que “investigar es un deber de justicia. Necesitamos hacer justicia con las víctimas por el bien del país y también de la Iglesia. Junto con ello hemos señalado que la acogida de las víctimas denunciantes de abusos debe ser un principio rector en los procesos eclesiásticos”.
Para acoger a las muchas personas que pidieron entrevista con los delegados pontificios y que no alcanzaron a ser recibidas, dejaron a integrantes del Consejo Nacional de Prevención de Abusos y Acompañamiento de Víctimas, dependiente de la Conferencia Episcopal de Chile, constituidos como una comisión especial, de carácter transitorio, que ofrecerá escucha, acogida y orientación a quienes acudan a ellos. Además, estarán disponibles para acompañar y hacer seguimiento de estas situaciones, en el caso que sea pertinente.
La comisión especial está integrada por Pilar Ramírez, actual coordinadora del Consejo; Josefina Martínez, psicóloga; la hermana Marcela Sáenz; y los sacerdotes Larry Yévenes, sj, y David Albornoz, sdb. El diario El Mercurio, de Santiago, publicó este domingo una extensa entrevista a las tres mujeres del Consejo, en la que destacan y describen su labor.
En esa entrevista, Josefina Martínez dice que “esta misión implica una gran responsabilidad; me emociona que haya personas que todavía tengan esperanza en la Iglesia, que sigan confiando. Mi motivación es honrar esa confianza, no decepcionar, cuidar la fe de quienes todavía la mantienen”.
Por su parte, la hermana Marcela Saénz destaca que “este encargo es un servicio doloroso a la Iglesia doloroso, pero sumamente necesario. Hemos vivido momentos de mucha impotencia, frustración, y siempre que estamos en estas crisis volvemos a tocar el sentido que tiene seguir trabajando esto”.
La secretaria ejecutiva del Consejo, Pilar Ramírez, se refiere en la entrevista a la labor que ya viene realizando hace 7 años: “He escuchado a muchas víctimas y creo en el valor reparatorio de la escucha desde el comienzo, lo valoran, lo agradecen. Escuchar no es oír, comienza por la actitud de la escucha hasta facilitar todo el proceso”.
Ante la consulta por la crítica de ser poco efectivos en sus acciones, Josefina Martínez expresa que “somos un consejo consultivo que debe sugerir, diseñar políticas de prevención y acompañamiento de víctimas, pero no somos los encargados de ejecutarlas, los encargos son las autoridades eclesiásticas, de la diócesis o comunidades religiosas”.
Más adelante, la misma Martínez agrega: “Cómo no entender el escepticismo de la gente, el temor de que no pase nada, la desconfianza que pueden tener de nosotros si es que estos años hemos visto que finalmente pasa poco, confiesa. Tenemos que recogerlo como desafío para que pase algo con esta misión, también ser muy responsables en asumir qué está a nuestro alcance y qué no. Esta es una misión de escucha donde la información la va a tener Scicluna, imaginamos que actuará en línea con el interés del Vaticano por la situación chilena. Nosotros esperamos que ocurran signos concretos más allá de peticiones de perdón, de palabras”.