“En nuestras Iglesia no solo encuentran un bocadillo, una manta o un techo en el que cobijarse, sino principalmente una palabra de acogida y de consuelo. Esto es un oasis de oración. Hay mucha gente que más allá de un café, piden únicamente una bendición”. Así define el presidente y fundador de Mensajeros de la Paz, el padre Ángel, a San Antón, el templo madrileño que ha convertido en referencia por estar abierto durante 24 horas abierto y que ha generado un nuevo movimiento eclesial de acogida.
Tanto es así que durante estos días Madrid acoge el primer encuentro internacional de iglesias hospital de campaña, con representantes de San Francisco, Buenos Aires y Bogotá, entre otros lugares. En este marco, se presentó ayer el libro ‘Proyecto Hospital de campaña’ (PPC), que recoge la experiencia de trabajo de quienes han puesto en marcha esta iniciativa. La obra cuenta además con el respaldo en prólogo y epílogo de los cardenales Óscar Á. Rodríguez Maradiaga, Juan José Omella y Carlos Osoro.
“El padre Ángel tuvo la intuición de poner en marcha una Iglesia que estuviera 24 horas abierta y desde ahí se desarrolló el concepto de un hospital que funcionara como servicio de urgencia personal”, explicó el sacerdote Peio Sánchez, que vio en la fórmula de San Antón un punto de partida para replicarla en la iglesia de Santa Anna, en Barcelona, de la mano del también sacerdote Xavier Morlans y la religiosa teresiana Viqui Molins.
“En nuestro hospital de campaña no se separan las puertas de la liturgia de las puertas de la evangelización o de las puertas de la acogida, porque no se separan a las personas: es la misma puerta para todos”, detalló el sacerdote que admitió cómo esta nueva perspectiva “necesita una conversión de una Iglesia acomodada”.
“En las grandes urbes hay un mundo escondido debajo de la alfombra que genera unas realidades que las sociedades no controlan, y normalmente las administraciones públicas tienden a no afrontarlas. Así, una ciudad se hace inhóspita”, denunció Sánchez, que presentó la Iglesia hospital de campaña “como un signo en medio de estas situaciones”.
Sánchez reconoció que, a pesar de contar con más de 200 voluntarios que hacen posible que el templo esté abierta, se sienten limitados en tanto que “alrededor de Santa Anna deambulan una 500 personas sin hogar, en una ciudad con más de 4.000 personas que no tiene un techo para dormir”.
Para Viqui Molins, estar con los últimos y olvidados “es el mejor regalo que he recibido de Dios como consagrada”. La religiosa teresiana recordó cómo el proyecto barcelonés se precipitó “cuando providencialmente llegó una oleada de frío, tuvimos que responder de inmediato y todo se resolvió de una manera caótica que fue muy hermoso”. Feliz de que la iniciativa se contagie, advierte sobre la incomodidad que supone para la propia sociedad y para los poderes públicos: “Cuando los invisibles se hacen visibles, molestan”.
En este sentido, Morlans apuntó cómo los hospitales de campaña han llevado “a colocar en el centro a los últimos, a ser escuchados y a ser evangelizados por ellos”. “Como dice el Papa, Dios vive en la ciudad”, compartió el sacerdote que apuntó cómo ‘Evangelii gaudium’ nos empuja a “no quedarnos atrapados en una pastoral de mantenimiento sino lanzarnos a una pastoral de primera anuncio para escuchar y proponer a aquel que se acerca en estos espacios, sea un joven con dificultades o una prostituta”. “La parroquia tiene que lanzarse a buscar necesidades concretas para responder a ellas, por ejemplo, abierta a las familias con dificultades, a las tribus juveniles o a los deportistas”, animó.
“¿Os imagináis que en lugar de un templo de campaña hubiera una diócesis de campaña en su espíritu y en su actividad? ¿Por qué no una catedral convertida en un hospital de campaña?”, interpeló a los asistentes en la presentación, Pedro Miguel García Fraile, director de PPC España. “Esto que parece una utopía, de alguna manera ya se ha realizado. El propio Papa Francisco está convirtiendo la Iglesia de Roma en un hospital de campaña”, se respondió con el deseo de que “este proyecto se extienda como una mancha de aceite”.
“Que se contagie la iniciativa a otras diócesis es simplemente cuestión de voluntad”, sugirió el padre Ángel: “Es un problema de estructura. El Papa ha pedido claramente que las iglesias deben dejar de tener horarios fijos o acabarán convirtiéndose en museos”. “Ojalá no se necesitarán Iglesias hospitales de campaña”, completó Molins al concluir el acto.