“Los cristianos que siguen solo los ‘deberes’ no tienen una experiencia personal de Dios. Poner la ley antes que las relaciones no ayuda al camino de la fe”. Es el mensaje que dejó el papa Francisco durante su catequesis en la audiencia general celebrada hoy, 27 de junio, en la plaza de San Pedro del Vaticano ante miles de fieles llegados de todo el orbe católico.
“¿Cómo puede un joven desear ser cristiano si partimos de las obligaciones, los compromisos, la coherencias y no de la liberación?”, preguntó retóricamente Jorge Mario Bergoglio para ofrecer de inmediato su respuesta: “Ser cristiano es un camino de liberación. Los mandamientos te liberan de tu egoísmo porque el amor de Dios te lleva adelante. La formación cristiana no está basada en la fuerza de voluntad, sino en la acogida de la salvación, en dejarse amar”.
En el día antes de la celebración del consistorio en el que creará 14 nuevos cardenales, entre ellos los españoles Luis Fracisco Ladaria y Aquilino Bocos, el peruano Pedro Barreto, el mexicano Sergio Obeso y el boliviano Toribio Ticona, el Pontífice dedicó su alocución a hablar de los mandamientos. Explicó que el decálogo comienza con la “generosidad de Dios”, que “primero salva” y luego “pide confianza”.
“Dios no es un extraño, es tu Dios”, dijo Francisco, destacando cómo esa posesión “ilumina” los 10 mandamientos y “desvela también el secreto” en la forma de actuar del cristiano. “A menudo nuestras obras fracasan porque partimos de nosotros mismos y no de la gratitud. El que parte de sí mismo, ¡llega a sí mismo!”, advirtió Jorge Mario Bergoglio. “La vida cristiana es en primer lugar la respuesta grata a un Padre generoso”, añadió.
El obispo de Roma exaltó en su alocución la cantidad de “cosas hermosas” que “Dios ha hecho por cada uno de nosotros”, aunque reconociendo que no siempre resulta fácil reconocerlas. Para conseguir pasar de una “espiritualidad de siervos” a una “de hijos” propuso “gritar pidiendo ayuda”, ya que nadie puede salvarse “únicamente” con sus propias fuerzas. Ese grito es ya una forma de oración.
“Brota de lo que en nosotros existe de oprimido y necesitado de libertad”, dijo el Papa. “Dios escucha siempre nuestro grito, pues él nos ha llamado a vivir como hijos libres y agradecidos, obedeciendo con alegría a aquel que nos ha dado mucho más de lo que nosotros podremos darle”, concluyó.