La Comisión de Conciliación Nacional (CCN), adscrita a la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), reunió a un grupo de representantes eclesiales de más de 18 regiones colombianas afectadas por la violencia y el conflicto armado, con el fin de articular y socializar el trabajo de las diócesis, arquidiócesis, comisiones de conciliación regionales, de cara al escenario poselectoral.
La CCN, en cuanto ente rector de las políticas de paz por parte de la Iglesia colombiana, desde hace más de 20 años contribuye en la búsqueda de salidas negociadas al conflicto social y armado del país, en aras de alcanzar la reconciliación y la paz nacional.
Durante la jornada, desarrollada el pasado 26 de junio en la sede de la CEC, se analizó el futuro político del país y se abordaron temas fundamentales en los que la Iglesia ha trabajado durante años, como el apoyo psicosocial a víctimas y victimarios, la elaboración de proyectos, la formación, la implementación de los acuerdos de paz y la incidencia política y el fortalecimiento de la sociedad civil. Sin embargo, el eje central de las conversaciones estuvo en la superación de la polarización y buscar la reconciliación.
En la apertura, el secretario general de la CEC, Elkin Álvarez, obispo auxiliar de Medellín, aseguró que el “enfoque que se ha querido dar a este encuentro es muy importante y además se convierte en una pauta para trabajar en otras realidades de la vida de la Iglesia en Colombia”.
El prelado aprovechó el momento para recordar la proximidad de la conmemoración del primer aniversario de la visita del papa Francisco, al considerar que el mensaje que hizo al pueblo colombiano radica en que “sigamos caminando juntos, pero hagámoslo verdaderamente juntos”.
“El objetivo de este encuentro finalmente redunda en la mayor vinculación, esto es muy importante, porque se pueden fortalecer los vínculos entre las regiones, las diócesis, entre las Iglesias particulares, comunidades, agentes, que trabajan por la reconciliación y la paz”, acotó el secretario general de la CEC.
“Este encuentro nos conducirá a vivir lo que el Papa nos propuso”, planteó el presidente de la CEC, Óscar Urbina, quien por compromisos pastorales en su arquidiócesis en Villavicencio no pudo asistir, y compartió su saludo a través de un vídeo.
“Primero, no le tengan miedo a la verdad y a la reconciliación”, subrayó Urbina. “Segundo, todos ustedes son artesanos de la paz. Y tercero, ustedes no son técnicos, no son políticos, ustedes tienen una tarea que es el corazón de la paz, avivar la reconciliación para crear una nación fraterna, justa y en paz”, añadió la máxima autoridad de la iglesia colombiana.
Posteriormente, con un panel de especialistas –miembros de la CCN–, se inició el análisis de la realidad en el que se abordó el tema “Colombia después de las elecciones: superar la polarización y buscar la reconciliación”, desde la perspectiva social, académica y pastoral.
Entre los panelistas se encontraban Luis Augusto Castro, arzobispo de Tunja; Consuelo Corredor, economista; Juan Mayr, exembajador de Colombia en España; el presbítero Camilo Bernal, directivo de la Universidad Minuto de Dios; y Juan García, asesor político de la CCN.
La moderación del panel estuvo a cargo del claretiano Darío Echeverri, secretario general de la CCN, quien aseguró que los participantes son de esas regiones donde “más se anhela la paz, con mayor intensidad, porque son las más golpeadas por el conflicto armado”. Con el interrogante ¿cómo acabar con la polarización y lograr la reconciliación?, el Echeverri inició el debate central, dando paso a los ponentes.
La superación de la polarización es una prioridad, pero “hay que buscar los caminos con las cuales se va a lograr”, así inició su intervención el arzobispo Castro, por lo cual “la polarización en este país se irá acabando a medida que se supere la pobreza”.
Se han dado casos de superación, pues evidentemente el país de ahora no es el mismo de hace 10 años, pero ciertamente todavía falta mucho, se ha ido muy despacio especialmente en aquellas regiones que están en las periferias, en ‘la otra Colombia’ donde no había Estado.
El también expresidente de la CEC en dos periodos y expresidente de la CCN afirmó que “el Estado no llegaba a esas zonas de conflicto. Debemos llegar cuanto antes a estas zonas, habiendo claridad con la justicia transicional para que eso favorezca la reinserción de los victimarios en el país y facilitar el camino de la verdad a las víctimas que están esperando la justicia para la paz y que en estos momentos están en una incertidumbre muy grande”.
Consuelo Corredor, única mujer en el panel, “siendo vicerrectora de la Universidad Nacional fue invitada a ser miembro de la CCN, además es una de las mejores economistas del país”, así la presentó el moderador, quien además agregó que “ella es encargada de la publicación del segundo informe de seguimiento de los acuerdos de La Habana”.
Para la economista “es fundamental que, para lograr la reconciliación sostenida, se cumplan los compromisos en el acuerdo [de paz en La Habana] en materia de justicia transicional”.
La justicia en este ámbito es fundamental, al igual que la verdad: “Si nosotros no conocemos la verdad, corremos el gran riesgo de la repetición y justamente a lo que se le apuesta es a la justicia y a la verdad, la reparación la no repetición”.
Con relación a la polarización, apelando a los argumentos del catedrático de la Universidad Nacional, Francisco Gutiérrez, aseveró que una de las ganancias de la terminación del conflicto armado con las FARC “es el hecho que en la sociedad colombiana se hayan generado opciones políticas claramente diferentes, cosa que antes no ocurría”.
Asimismo, de acuerdo con el exembajador Mayr, “es muy preocupante la toma de decisiones que se hace desde los centros de poder en el país”, porque “es muy diferente lo que se está viviendo en cada una de las regiones, a lo que estamos viviendo aquí en Bogotá, con algunos matices en las zonas periféricas”.
“Son los campos y los pequeños poblados los que han estado totalmente marginados de una acción de desarrollo que se impuso unas décadas atrás y lo que han hecho es una gran fractura en el país, una fractura entre la periferia del país y el centro de país y sus grandes ciudades”, denunció el exembajador.
El presbítero Camilo Bernal, quien próximamente dejará su cargo como superior general de los Eudistas para regresarse al país y continuar construyendo la reconciliación y la paz, tomó como referente el Cristo de Bojayá.
“Cuando fui rector de la Uniminuto tuve la oportunidad de hacer varias viviendas a lo largo del río Atrato”, recordó Bernal, sugiriendo que “ese Cristo y la visita del Papa marcaron un momento muy importante, porque es mirar a Jesús, sin piernas ni brazos, pero vivo, y para mí es como un signo de Colombia, así como tenemos al Señor de los Milagros, el Divino Niño, también tenemos nuestra devoción como colombianos al Cristo de Bojayá”.
“Como cristianos, estamos llamados a comprender la realidad con una firmeza centrada en el Evangelio” y “somos capaces de plantear una justicia superior”, pues en la palestra está el tema de la justicia transicional, la justicia superior, la justicia para la inclusión, pero la clave está “en entender que nosotros somos instrumentos de reconciliación”.
El último en intervenir fue el politólogo Juan García, quien manifestó que “este momento político, posterior a los acuerdos, nos invita a superar el drama nacional, para convertirnos en la nueva alternativa política que se había perdido”.
“Esto es esperanzador, independientemente si se da una construcción política con vicios tendientes al caudillismo. Ahora bien, hay unos grandes retos y necesitamos pensar en los más necesitados, pero desde una opción ética, sincera, que en Colombia ha sido muy escasa en el ámbito político, en el ámbito empresarial”, advirtió el politólogo.
Asimismo contó que en una entrevista hecha por El Tiempo, “leí declaraciones del Presidente electo [Iván Duque] en la que decía que había que erradicar los cultivos ilícitos y proponía que donde hubiese cultivos ilícitos, se sembraría palma de aceite”, lo cual demuestra –a su juicio– que “no está mirando los problemas con toda la seriedad y profundidad”, señaló.
Es tajante al asegurar que “hay un problema ético en la sociedad colombiana muy grave y estamos siendo hipócritas”, porque “hablamos de reconciliación, de resolver grandes problemas, pero a la hora de aplicar las políticas públicas, priman los intereses particulares de los grupos de poder”.
“En estos momentos de postacuerdos, en los que ya no se piensa en una guerra, sino en la construcción de una sociedad, podemos ofrecer salidas realistas a los problemas en los territorios en conflicto”, finalizó García.