El mismo fin de semana que Valencia recibía al Aquarius y a sus 630 migrantes a bordo, en las costas andaluzas se rescataron, en menos de 48 horas, a un total de 986 migrantes en 69 pateras. “Aquí cada semana tenemos un Aquarius y no se entera nadie”, afirma Manuel Velázquez Martín, director del Secretariado de Pastoral de Migraciones de la diócesis de Granada. No solo hay más pateras, sino que, además, las mafias están ampliando el radio de acción en el Estrecho de Gibraltar –cada vez más hacia el Atlántico, hacia Cádiz capital– y en el Mar de Alborán, con vías hasta ahora poco frecuentadas entre Motril (Granada) y el cabo de Níjar (Almería) que han colapsado los servicios de atención a inmigrantes. “Estamos trabajando para ofrecer espacios para la primera acogida. Necesitamos alojamientos, alimentos y todo lo que podamos ofrecer a estas gentes en estos momentos”, señala Velázquez.
“Colaboramos con otros muchos grupos y asociaciones, o con los propios ayuntamientos –añade–, en una llamada a la reflexión y a la solidaridad a toda la comunidad cristiana”. En la capital granadina, el Patronato Fray Leopoldo, por ejemplo, ha acordado la cesión de 60 plazas de su residencia para una acogida urgente de inmigrantes hasta el 30 de septiembre. “Y muchas parroquias están cediendo locales para esta primera acogida de emergencia. Estamos contentos de la respuesta unitaria como Iglesia que se está dando ante esta necesidad”, apunta el responsable diocesano.
Mariano Pérez de Ayala, presidente de Cáritas Regional de Andalucía, confirma la saturación: “Nosotros ya hemos atendido, en lo que va de año, a unas cinco mil personas. Actuamos en dos sentidos: con programas especializados –como el que tenemos en Sevilla, con pisos de acogida y centros de día–, y con programas de atención en asentamientos, como sucede en Almería, en los que acaban muchos de estos inmigrantes. También con la atención parroquial constante en aquellos barrios con más población inmigrante”.
Pérez de Ayala subraya esta situación cuando queda todo el verano por delante: “Ahora mismo estamos desbordados y todos los pisos los tenemos llenos, hay una presión enorme”. Hasta el 31 de mayo, Salvamento Marítimo –que se ha visto obligado a reforzarse con barcos procedentes de Baleares y Galicia– rescató en aguas andaluzas a 7.567 personas, el doble que el año pasado en estos mismo cinco meses (4.843) entre Tarifa y el cabo de Níjar.
Eso lo sabe muy bien Gabriel Delgado, capellán del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) en Tarifa y director del Secretariado de Migraciones de la diócesis de Cádiz y Ceuta. “Llevamos ya treinta años. Para nosotros no es ninguna novedad lo que está ocurriendo. El primer emigrante fallecido que apareció en una playa de Tarifa fue en 1988. Hay ya una historia larga de llegada de migrantes desde el continente africano hasta esta otra orilla, pero a lo que uno no se acostumbra nunca es a los entierros. Yo estoy en la delegación de Migraciones desde el año 1993, y te puedo decir que no ha habido, hasta la fecha, ni un solo año en el que no haya habido tragedias mortales”.