El pasado 20 de mayo, el papa Francisco anunciaba la creación de 14 nuevos cardenales para el consistorio de este 28 de junio. Entre ellos, figuraba el boliviano Toribio Ticona Porco, obispo auxiliar de Potosí entre 1986 y 1992 y hoy prelado emérito de Corocoro. A sus 81 años, el purpurado de origen aimara ha acogido con sorpresa este “nombramiento inmerecido”. Un “título honorífico” que solo espera que le anime a “poder seguir sirviendo a la Iglesia en los hombres, mis hermanos”.
PREGUNTA.- “De limpiabotas a cardenal”, titulaban algunos medios tras conocerse su nombramiento. Esto que parecía inimaginable, ¿es cosa del Espíritu?, ¿del papa Francisco?…
RESPUESTA.- Para mí también fue inimaginable; pero, cuando vemos y escuchamos con fe, Dios tiene sus razones que nuestra mente ignora. Creo que este designio, que ha sido una sorpresa para mí, es cosa del Espíritu Santo, en la persona del papa Francisco, por lo cual tengo que quedar eternamente agradecido, aunque sé que este nombramiento es inmerecido.
P.- ¿Cómo acoge alguien que fue en su juventud minero, albañil, repartidor de periódicos… esta alta distinción de la Iglesia católica?
R.- En la vida he sido minero, albañil, repartidor de periódicos… Esta alta distinción que ahora me concede la Iglesia católica, vuelvo a decirles, no la merezco; pero, si son así los designios de Dios, tengo que decir como la Virgen: “He aquí el siervo del Señor, hágase en mí su palabra”.
P.- ¿Cómo afronta este nuevo servicio dentro de la Iglesia? ¿Le va a cambiar mucho la vida?
R.- A mí, personalmente, no me va a cambiar nada el ser cardenal, puesto que es un título honorífico; al contrario, me tiene que animar para poder seguir sirviendo a la Iglesia en los hombres, mis hermanos.