El cardenal prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, Leonardo Sandri, y el presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el cardenal Kurt Koch, han comparecido esta mañana –3 de julio– en rueda de prensa en Roma para explicar los motivos del viaje del Papa a Bari el próximo 7 de julio, y detallar los actos que tendrán lugar.
En primer lugar, Sandri ha explicado que es un paso más en el “camino de amor y atención que el Papa recorre con Oriente Medio”. Para profundizar en el porqué de este viaje ecuménico, ha enumerado las tres dimensiones en las que se desarrolla la atención de Francisco hacia esta región del mundo.
La primera es la relación tan especial con las Iglesias católicas orientales, con cuyos patriarcas se encontró en la Plenaria de la Congregación presidida por Sandri, y junto a los que ha celebrado Misa en Santa Marta a petición propia cada vez que han sido elegidos. Asimismo, ha mantenido encuentros formales e informales con ellos, en los que han intercambiado sus impresiones acerca de la situación de los cristianos en Oriente Medio de forma muy cercana.
En segundo lugar, la relación con los cabezas de la Iglesia ortodoxa, con los que el Papa se identifica a través de la expresión acuñada por él mismo de “ecumenismo de sangre” que se traduce por ejemplo en que “cada vez que se atenta contra los coptos ortodoxos, el Papa los considera mártires propios”, ha continuado Sandri. Precisamente con los coptos hay una relación ejemplar, que se ha podido palpar en la presencia del patriarca ortodoxo copto en la entronización del católico, y viceversa, en ambas ocasiones con un mensaje de paz, fraternidad y unidad.
Finalmente, se encuentra la cercanía con el enorme mundo musulmán plasmada en el diálogo interreligioso, ya que los terroristas no hacen distinción entre confesiones, matando a unos y otros. Esta atención triple del Papa hacia Oriente Medio se concreta siempre en acciones y llamamientos a la paz, siempre sin discriminar la fe de las víctimas, como cuando viajó a Lesbos con Bartolomé de Constantinopla o la oración en el Santo Sepulcro en Tierra Santa, actividad apoyada siempre por el trabajo de la Secretaría de Estado y los nuncios en la zona y en la ONU.
La idea de una oración ecuménica en Bari surge en 2016, después de que varios obispos en visitas ad limina preguntaran al Papa por Oriente Medio, pero una carta del Patriarca católico maronita en nombre de las iglesias orientales –y con beneplácito de algunas ortodoxas– fue lo que hizo al Papa decidirse a organizar un encuentro ecuménico en favor de los cristianos perseguidos en la región. Contará con la presencia de todos los patriarcas católicos orientales, salvo el Melkita, que no podrá asistir finalmente, así como representantes de casi todas las ortodoxas –ya que todos han sido invitados–, de la luterana de Jordania y del Consejo Mundial de Iglesias.
Habrá un momento de oración pública, en distintos idiomas, y actuará el coro de la archidiócesis de Bari junto a solistas que cantarán en arameo y sirio, y el Evangelio lo cantará en árabe un sacerdote de Siria. Tras estos momentos de oración plurilingüe, el administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén, Pierbattista Pizaballa, leerá un discurso acerca de los problemas de Oriente Medio y explicará los puntos clave de los que partirá la conversación que después tendrán –completamente en privado– los distintos cabezas de las Iglesias presentes. Al finalizar esta reunión, cada uno lanzará al cielo una paloma como símbolo de paz.
Bari ha sido la ciudad escogida por ser el lugar donde reposa San Nicolás, al que los italianos llaman ‘el Milagroso’ pero que fue un obispo oriental (anterior al cisma). El fervor de occidentales y orientales, católicos y ortodoxos por el santo, hace de su tumba el lugar más indicado para una reunión de oración por los cristianos perseguidos en Oriente Medio, y ha sido el propio Francisco quien ha designado esta ubicación.
El cardenal Koch, por otro lado, ha insistido en la importancia que tiene Oriente Medio para los cristianos, ya que es la tierra donde Cristo decidió hacerse hombre. Ha mostrado su preocupación por el dramático descenso porcentual de la cantidad de cristianos en la región, que han pasado de conformar el 20% de la población antes de la Primera Guerra Mundial al 4% que rondan hoy en día. Eso sí, “al ser una región martirizada, es un lugar donde los lazos ecuménicos son muy profundos”, ha recordado.
Y este ecumenismo se puede clasificar en tres vertientes distintas, el de vida, el de santidad y el de sangre. Este ecumenismo de la vida, que significa ayudarse unos a otros cuando ven que el prójimo lo necesita, a veces se ha traducido por ejemplo “en acuerdos pastorales que proporcionan, si es necesario, el acceso a los sacramentos en otras iglesias, como por ejemplo entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa siria“, ha recordado Koch. Así, “los cristianos en el Medio Oriente muestran el camino de la unidad a sus hermanos occidentales”.
Del ecumenismo de santidad ha hablado el Papa en varias ocasiones. Se puede resumir entre el acercamiento entre unos y otros cristianos, que “al acercarse entre ellos se acercan a Dios”. Y es que, como ha dicho Koch, “la difícil situación es una llamada a la santidad, y, por tanto, un compromiso de unidad”. Finalmente, el ecumenismo de sangre, expresión que ha acuñado el propio Francisco, se forma “cuando los cristianos de distinto tipo sufren juntos y se ayudan y se sostienen en el sufrimiento”. Porque al final son cristianos, y, por tanto, la sangre vertida por los perseguidores es cristiana, sin importar si es ortodoxa o católica.