Vaticano

Parolin elogia Laudato si’: “Es una brújula muy buena en el diálogo sobre la creación”

  • El secretario de Estado ha inaugurado un ciclo de conferencias con motivo del tercer aniversario de la encíclica
  • “La dominación y la devastación constituyen una burla hacia la dignidad y el respeto debido a los dones de Dios”, ha dicho





La Santa Sede ha organizado un ciclo de conferencias en Roma bajo el título ‘Salvaguardar nuestra casa común y el futuro de la vida en la tierra’, con motivo del tercer aniversario de la publicación de la encíclica ‘Laudato Si”. El cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, ha sido el encargado de inaugurar las ponencias, a petición del cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral y principal promotor del evento.

Antes de nada, Parolin ha destacado el recordatorio que Francisco dejó en este documento de que la humanidad es la administradora y no la dueña de la creación”, algo que se evidencia cada vez que se “resquebraja” la relación del hombre con Dios con el prójimo, o con la naturaleza, ya que este alejamiento casi siempre proviene “de un antropocentrismo equivocado”.

El cardenal también elogia la gran apreciación de que ha gozado la encíclica entre la comunidad científica y las otras confesiones religiosas, ya que “el debate que ha fomentado entre ellos es una clara señal de la voluntad de trabajar para su implementación”. Y es que la encíclica exhorta a esta colaboración en el cuidado de la creación de una forma directa, al apelar “a un nuevo diálogo sobre el modo en el que estamos construyendo el futuro del planeta”.

Actualidad, integralidad y profundidad espiritual

Parolin ha destacado tres ideas principales. En primer lugar, la innegable actualidad y urgencia de este debate acerca del cuidado de la “casa común”. Actualidad por lo “precario de la situación de nuestro planeta hoy”, y urgente porque hay pocas cosas tan graves como “un posible colapso de la misma casa que nos alberga, tanto a nosotros como a todas las formas de vida”.

En segundo lugar, ha aludido a la importancia del mensaje que el Papa envía sobre ecología integral. Citando tanto a Francisco como a Benedicto XVI, el secretario de Estado ha reafirmado la idea de que “la ecología humana y la ecología natural están unidas y son prioridades inseparables para la familia humana”. Por ello, como dice Francisco en la encíclica, el “clamor de la tierra está estrechamente vinculado con el clamor de los pobres. En consecuencia, como miembros del mismo hogar, todos debemos unirnos para comprometernos a salvar nuestra casa común (…) cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades”.

Por último, el cardenal ha subrayado lavisión profundamente espiritual del mundo natural” que el Pontífice ofrece en el documento. Lo “integral” de la “ecología integral” de que habla el Papa incluye el nivel espiritual, lo que quiere decir que “nuestra relación con Dios y con nuestro prójimo incluye necesariamente nuestra relación con la madre tierra. Esta relación puede y debe ser armoniosa”. Sin embargo Parolin ha advertido de que esto también puede afectar para mal a la tierra, ya que, como escribe Francisco: La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes”.

La devastación es una burla hacia los dones de Dios

Así, el purpurado ha hecho un llamamiento urgente a “cambiar nuestro sentido del progreso humano, la gestión de nuestra economía y nuestro estilo de vida”, de forma que volvamos a la vocación a la que Dios llama a la humanidad, “cultivar y custodiar” su creación. Sobre este punto, Parolin ha advertido de que “cultivar y custodiar no debería llevar aparejada  la dominación y la devastación. Un comportamiento semejante constituye una  burla de la dignidad y del respeto debido a los dones de Dios”.

Finalmente, el cardenal ha pedido de nuevo que el diálogo sea fructífero y “lleve a trazar líneas de acción concretas y participativas para salvar la creación”. Ha reconocido, eso sí, que este camino es largo y exigente, pero de nuevo ha recordado que “tenemos una brújula muy buena para orientarnos en la carta encíclica ‘Laudato si”‘.

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