El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha tenido varios encontronazos con la Iglesia católica, que se ha mostrado muy crítica con los métodos de la guerra contra las drogas que mantiene el mandatario. El pasado lunes 8 de julio volvió a ser el centro de atención al hablar sobre su religiosidad en la inauguración de la semana nacional de ciencia y tecnología en la ciudad de Davao.
El presidente hizo esta petición a mitad de su discurso: “Traedme una persona, solamente una, que me diga ‘presidente, esos tipos de la Iglesia me dijeron que fuera al cielo a hablar con Dios. Existe realmente. Mire, tengo una foto, me hice un selfie'”. Aseguró que si le traían esta prueba, anunciará su “dimisión inmediatamente”. Sin embargo, acto seguido reveló que cree en Dios, concretamente en “una mente universal que desde algún lugar controla el universo”, según recoge Asiaone.
Duterte, que se reúne hoy con el presidente de la Conferencia Episcopal, achaca su abandono de la fe católica a que un sacerdote le habría realizado tocamientos durante una confesión en su época de estudiante de secundaria.
Brenes: “Esta no es la forma de construir la paz”
El cardenal arzobispo de Managua, Leopoldo José Brenes, ha vuelto a criticar abiertamente al presidente Daniel Ortega por la violencia que atraviesa la nación. Ha sido durante la homilía de una Misa celebrada en la catedral de Managua, en la que ha dicho a los fieles: “Celebramos esta Eucaristía en este ambiente de penitencia, de tristeza, de dolor, porque no es la forma en que se construye la paz“, en clara referencia a las palabras de Ortega lanzadas un día antes, en las que calificó la situación de “lucha por la paz”.
Brenes continuó apelando directamente al Gobierno: “Al señor presidente Daniel, a doña Rosario, al comisionado general Francisco Díaz, por favor, en nombre de Dios, en nombre de este pueblo católico presente en esta catedral, detengan esta acción, que va a llevar más dolor y tristeza. Quiérase o no, esta situación carga sobre sus hombres, familias, y toda la triste Nicaragua”. Estas palabras del purpurado llegan después de que se eleve a 310 el número de muertos desde que el 18 de abril estallaran los enfrentamientos entre manifestantes y Gobierno.
Según recoge La Vanguardia, Ortega ya ha descartado las peticiones de la Iglesia, mediadora en el conflicto, de adelantar las elecciones programadas para 2021 a 2019. “Aquí las reglas las pone la Constitución de la República, a través del pueblo. Las reglas no pueden venir a cambiarlas de la noche a la mañana porque se le ocurrió a un grupo de golpistas”, dijo al respecto.
El arzobispo de Bari valora el encuentro
Francesco Cacucci, arzobispo de la diócesis de Bari-Bitonto, ha valorado en entrevista con ACI la visita ecuménica del Papa y los patriarcas a la ciudad donde reposa san Nicolás, que ha calificado de “evento sin precedentes“. Cacucci recalca dos “novedades” de este encuentro: “Ante todo, la sinodalidad, que tantos cabezas de Iglesia se encuentren en nombre de un santo común, Nicolás, venerado en Oriente y Occidente”. En segundo lugar, el ecumenismo “que no se fija en los problemas o relaciones entre iglesias, o el significado de las divisiones, sino que parte de algo concreto, un problema serio, como es la guerra. (…) Que tantas iglesias se encuentren para pedir al Señor la paz es un paso adelante hacia la unidad”.
El mitrado ha explicado la importancia ecuménica de la ciudad, que siempre se ha distinguido por actos concretos de fraternidad con la Iglesia ortodoxa. Este rasgo se puede ver en detalles como la capilla ortodoxa instalada en la cripta en 1966, la primera del mundo situada dentro de una iglesia católica, o en el anterior obispo, Andrea Magrassi, quien vivía en el mismo edificio que el metropolita ortodoxo Chrisostomos Konstantinidis de Myra –diócesis que administró el propio san Nicolás–.
Cacucci se muestra confiado en que el diálogo interreligioso continuará por buen camino, en parte gracias a eventos como este. Afirma que “cristianos y musulmanes han vivido en paz durante mucho tiempo, las guerras que hay o ha habido en Irak, Siria o Libia no comenzaron por motivos religiosos“. Así, subraya que “cuando el Papa ha querido que se rece ante todo por la paz, es porque la falta de ella va en detrimento de los cristianos por ser minoría, y están en riesgo de desaparecer, pero piensa también en los demás: también en los musulmanes, sean chiíes o sunníes”.
Por todo ello opina que “debemos ver el encuentro de Bari a un nivel más universal“. Es un algo que no se limita únicamente al Papa y las Iglesias orientales, sino que “es un encuentro entre ellos pero para el mundo, querría que este carácter universal no se perdiera“. Ha recalcado esta idea al hablar de la mesa en la que se sentaron los líderes para hablar, en la que no había distinción de lugares, todos sentados al mismo nivel: “Esto es un signo de por sí elocuente del deseo de reflexionar juntos impulsando la oración del pueblo cristiano por el bien de la paz.. Un bien –insiste– para todos los hombres, porque en Oriente Medio no mueren solo cristianos, también personas de otras religiones”.