Óscar Puente, un cristiano sin complejos en la Ejecutiva del PSOE

  • Fue el muñidor de los dos encuentros que han mantenido hasta ahora Blázquez y Pedro Sánchez
  • Miembro de una cofradía, defiende que la aconfesionalidad no significa dar la espalda a la religión

Óscar Puente, alcalde de Valladolid, con unas monjas en una residencia de ancianos en Valladolid,

El pasado 19 de junio, por la mañana, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibió en el Palacio de La Moncloa al cardenal Ricardo Blázquez. Habían pasado solo diecisiete días desde su inesperada toma de posesión al frente del gobierno de España. Y tenía prisa por hablar con el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), entre otras cosas, para ver la postura de la Iglesia ante la “patata caliente” de la exhumación de los restos de Francos del Valle de los Caídos, uno de los “golpes de efecto” a que le obliga esta legislatura exprés. Fue fácil: llamó a Óscar Puente.

El alcalde de Valladolid, de 49 años, fue el muñidor de ese primer encuentro, aunque ya había propiciado, dos meses antes, una cita entre el arzobispo de Valladolid –al que siente como su pastor– y el entonces secretario general del PSOE, quien –como el propio Blázquez– dispensa a este abogado un sincero aprecio, no por nada fue uno de sus principales valedores en la travesía del desierto que le llevó a peregrinar por las corporaciones socialistas de España en aquella lucha a cara de perro que fueron las primarias con Susana Díaz y Patxi López. También contra pronóstico, las ganó Sánchez, quien se llevó a Óscar Puente como su portavoz en la nueva Ejecutiva del PSOE.

Cofrade “por convicción”

Casado y padre de dos hijas, Puente mantiene también una relación cordial con Blázquez y su obispo auxiliar, Luis Argüello. Enamorado de la sobria Semana Santa de Valladolid, nunca ha ocultado su formación religiosa y es miembro de la cofradía de El Descendimiento “por convicción”, desligándolo del cargo de representación que tiene –desde junio de 2015– como alcalde.

La Semana Santa es el acontecimiento por antonomasia de Valladolid, y con una característica que la distingue del resto en que el hecho cultural y religioso está marcado por la sobriedad. Es un acontecimiento sin altavoz, con el silencio espeso, sombrío y doliente, como lo destacaba Miguel Delibes”, según señaló el pasado mes de marzo en Madrid, en un acto para promocionar esa celebración, y en el que le acompañó el propio Blázquez.

“Es una semana que se vive hacia dentro y que convierte la calle en un museo al aire libre, único en el mundo por la cantidad y la calidad“, dice vendiendo sus bondades, en las que cree firmemente. Pero que igualmente aconseja “para los que no creen, que pueden ver en la Semana Santa valores que trascienden la religión”, señaló con conocimiento de causa el regidor.

Óscar Puente con el cardenal Amigo en la ceremonia en la que fue investido Caballero de Honor de

Óscar Puente con el cardenal Amigo en la ceremonia en la que fue investido Caballero de Honor de la Virgen de San Lorenzo, en septiembre de 2017

Y es que Puente procesiona con la cofradía de El Descendimiento, una hermandad que integran 560 hermanos y cuyas raíces se remontan al año 1939. “Para mí es un orgullo pertenecer a la cofradía a título personal y mi ingreso en ella responde a un compromiso adquirido hace un año con un amigo, que pertenece a esta hermandad, que cumplo ahora también por convicción”, explicó tras recibir la medalla, en febrero de 2016. Esperó a que pasasen las elecciones municipales antes de dar ese paso “para evitar posibles polémicas”.

Una tradición que le viene de familia, pues su padre era miembro de la Cofradía de la Piedad e impulsor, dentro de ella, de su banda de gaitas, una rareza en tierra de dulzainas y tamboriles y que se atribuye a un homenaje al escultor barroco Gregorio Fernández, quien, como el progenitor del alcalde socialista, nació en la localidad lucense de Sarria, hecho que Puente suele recordar con emoción.

“No dar la espalda al hecho religioso”

Además de cumplir con las obligaciones contraídas “por convicción” como cofrade, Óscar Puente sabe sacar tiempo para participar, en virtud de su responsabilidad pública, en actos organizados por el Cabildo, en asistir al Pregón de las Siete Palabras y en otras iniciativas diocesanas. En este sentido, quien es Caballero de Honor de la Virgen de San Lorenzo, patrona de la ciudad, ha subrayado la “magnífica colaboración y relación” entre el consistorio y otras administraciones públicas como la Iglesia.

“El papel de las autoridades civiles no consiste en estar de espaldas al hecho religioso”. Así lo dijo delante de Blázquez en Madrid. “La aconfesionalidad del Estado nada tiene que ver con que la política, la sociedad y la Iglesia estén de espaldas. A veces tienen objetivos comunes y deben trabajar por ellos juntos”, resaltó.

Desde la misma tribuna, el cardenal arzobispo de Valladolid acababa de pedirle al abad del Valle de los Caídos que no se opusiera a la exhumación de restos en la basílica que le estaban solicitando vía judicial. Y Óscar Puente supo que Pedro Sánchez –que mira de reojo a la Iglesia– tenía que conocer a su arzobispo.

Óscar Puente, alcalde de Valladolid, en un acto en el Cabildo vallisoletano en 2017

El regidor colabora en actos diocesanos que le piden. En la foto, en los ‘Viernes del Cabildo’

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