El viaje del papa Francisco a Panamá para participar en la próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) ya tiene fechas oficiales: del 23 al 27 de enero. Los días de la estancia del Pontífice en el país centroamericano fueron confirmados ayer, 9 de julio, por la Sala de Prensa de la Santa Sede. En la nota con la que informó de esta noticia, el portavoz vaticano, Greg Burke, destacó que Jorge Mario Bergoglio respondía así a la invitación presentada tanto por el Gobierno como por los obispos panameños.
Será la tercera ver que Jorge Mario Bergoglio presida uno de estos encuentros multitudinarios de jóvenes después del del Río de Janeiro (Brasil), en julio de 2013, y el de Cracovia (Polonia), en julio de 2016. En esta ocasión la JMJ se celebrará en mitad de las vacaciones estivas de los estudiantes del Hemisferio Sur para facilitar así su participación. Se espera que acudan a Panamá más de 600.000 jóvenes provenientes de todo el orbe católico, aunque serán probablemente mayoría los latinoamericanos.
La JMJ de Panamá constituye todo un reto organizativo para este pequeño país, donde se celebró ayer que el Papa confirmara su presencia. Cuando recibió a los obispos panameños en visita ‘ad limina’ en abril de 2017 en el Vaticano, Bergoglio no quiso mojarse del todo al decir: “No se preocupen, que Pedro irá”. El cardenal de origen español José Luis Lacunza, obispo de David, le insistió en que al pueblo panameño le hacía mucha ilusión en que fuera él quien viajara a Panamá.
“De esta notificación que nos hace el Papa, resaltó que la JMJ es un proyecto de país, del que el Estado y la iglesia somos responsables, y por eso debemos colaborar en conjunto para que rinda frutos a la nación y al mundo”, comentó en una comparecencia ante los medios celebrada ayer el arzobispo de Panamá y presidente del comité organizador local de este evento, José Domingo Ulloa Mendieta.
A Ullosa le acompañaba el presidente panameño, Juan Carlos Varela, quien dijo sentir “alegría y emoción” porque su país vaya a acoger a Bergoglio durante la JMJ. También se consideró honrado por recibir al que calificó como “uno de los máximos líderes espirituales del mundo”.