Vogue América. La revista de moda más importante del mundo. Entre la escapada romántica de la cantante Beyoncé y su marido Jay Z, el anuncio de boda de Justin Bieber, los modelitos de Kate Middleton o de la mismísima Reina Letizia, un personaje extraño: es el papa Francisco. Y no, no hablan de sus casullas, sus zapatos viejos o su sotana blanca de 33 botones.
Jorge Mario Bergoglio se cuela en las páginas de la publicación de la poderosa editora Anna Wintour que no se pierden los amantes de la moda ni los millennials americanos. Se trata de un amplio reportaje, con palabras incluso de cardenales, que ha escrito el vaticanista de The New York Times, Jason Horowitz.
Tras entrar en la página web de la revista, Justin Timberlake, Robin Williams, Jennifer López, Victoria Beckham, Kim Kardashian… Y un poquito de frivolidad más abajo, sigues y ahí está el Papa. También lo acompaña Sarah Jessica Parker o las feminas Obama. ‘Cómo está cambiando la Iglesia católica el papa Francisco’. De esta manera titulan esta radiografía del Pontífice cinco años después de haberle puesto rostro.
How Pope Francis is changing the Catholic Church. https://t.co/QlpRvly8eL
— Vogue Magazine (@voguemagazine) 16 de julio de 2018
El periodista relata la mañana del 9 de junio, cuando 500 menores tuvieron una especial audiencia con Francisco llegados en el denominado ‘Tren de los niños’. “Tiene una expresión dura, como cuando posó junto a Donald Trump… Me preocupa lo que puedan pensar los niños. Sin embargo, cuando empiezan a hacerle preguntas su rostro se ilumina”, relata Horowitz.
Vogue recalca que Francisco “insiste en una visión del mundo que ha pasado de moda”. Y no, no es porque el Papa les suene anticuado, es que la publicación enumera cuatro de las fijaciones de Bergoglio que el mundo parece desoír: cuidar el medio ambiente, frenar los populismos, una política migratoria más humana y la igualdad económica.
“Si él no lo insiste en esto, ¿quién lo hará? Nadie”, dice el arzobispo Claudio Maria Celli, uno de los principales diplomáticos del Vaticano. “¿Lo oirán? Tal vez no. Pero él no puede decir nada diferente a eso”, añade en conversación con el citado medio. Turno para el presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, Gianfranco Ravasi. “Es valiente, no busca una vida tranquila ni protección por parte de la clase política”, sostiene el cardenal.
Según Vogue, “Francisco ha liderado dentro de la Iglesia una especie de revolución al centrarse en la pastoral de los descartados. Sus aliados dicen que está llevando el Evangelio a sus raíces más simples y radicales. Los pequeños Fiat y Ford en los que viaja, su humilde residencia en el Vaticano, sus sencillas túnicas blancas, todo está diseñado para enviar un mensaje…”.
Y también citan documentos importantes de su pontificado: ‘Evangelii gaudium’ y ‘Amoris laetitia’. “En el primer año de su papado, Francisco publicó ‘Evangelii gaudium’, una exhortación apostólica que buscaba una Iglesia inclusiva, descentralizada y que elevara el ecologismo a la vanguardia de la misión de la fe”. Y luego, en 2016, “enfureció a los conservadores con ‘Amoris laetitia’, una exhortación que contiene una nota al pie que señala un camino para que los católicos divorciados vueltos a casar reciban la comunión”.
Horowitz cuenta también su asistencia a un encuentro de cardenales “conservadores que sugerían que Francisco se arriesgó a la herejía, mientras las ‘groupies’ de extrema derecha vitoreaban en apoyo”. También “he leído blogs conservadores que atacan al Papa por guardar silencio mientras Irlanda votaba para legalizar el aborto. Mientras tomaba una copa en Roma, he escuchado a los tradicionalistas de la Iglesia intercambiando maliciosamente chismes sobre el único pulmón funcional del Papa, incluso predecir su expectativa de vida”, afirma el reportero.
“Sienten nostalgia del tradicionalismo”
“Siguen conectados con un catolicismo vinculado al tradicionalismo. Sienten nostalgia”, señala Celli. Para ellos, agrega, el catolicismo es un museo que debe visitarse. Pero, “el papa Francisco no tiene nada del museo sobre él”, asevera.
Vogue señala que Francisco sorprendió desde su salida al balcón de San Pedro el 13 de marzo de 2013 y lo sigue haciendo cada día. Como cuando en su viaje a Myanmar y Bangladesh, pronunció el nombre de los musulmanes rohingya cuando gran parte de la Iglesia le pedía que guardara silencio: “La presencia de Dios hoy también se llama rohingya”.
También recoge la publicación el escándalo de abusos de la Iglesia chilena, y cómo el Papa defendió al obispo Juan Barros “en una acción que amenazó con empañar su papado”. Sin embargo, “justo cuando parecía que había perdido el rumbo, Francisco emitió una notable disculpa. Tuvo horas de emotivas conversaciones con las víctimas y comenzó a expulsar a los obispos chilenos acusados de encubrimiento. Y esto es “solo un ejemplo de la humanidad visceral de Francisco”.