Fiesta popular en Chile: homenaje a la Virgen en La Tirana

Fiesta popular en Chile: homenaje a la Virgen en La Tirana

En la meseta de la Pampa del Tamarugal, en pleno desierto de Atacama, a 900 metros sobre el nivel del mar y 78 kilómetros al sur-este de Iquique, está el pequeño poblado de La Tirana. No tiene más de mil habitantes, pero allí está el templo dedicado a la “Chinita”, la Virgen del Carmen, motivo de la devoción de miles de personas en todo el norte de Chile.

La leyenda

En el siglo XVI, el español Diego de Almagro en su expedición desde el Cuzco llevaba a un príncipe inca con su bella hija llamada Ñusta Huillac. Al llegar al bosque de tamarugos cerca del poblado de Pica muchos de estos yanaconas huyeron y se escondieron en el bosque. Ñusta inició una rebelión para recuperar la independencia de su pueblo y se hizo famosa como la “Tirana del Tamarugal”. Poco tiempo después llegó a la zona el expedicionario portugués Vasco de Almeida. Fue inevitable el enamoramiento entre la bella reina y el portugués. Al ser descubierta su relación ambos fueron condenados a muerte. Almeida, como una forma de que su amor sea eterno, convence a Ñusta Huillac para que se bautice y así tras la muerte, renacerían en el más allá y vivirían unidos para siempre. Ambos son descubiertos en la ceremonia y son asesinados por los nativos.En 1540, pasaba por la zona el fraile Antonio Rendón quien encontró una cruz, y como forma de homenajear a estos jóvenes, construye en el lugar una capilla bajo el nombre de “Nuestra Señora del Carmen de La Tirana” la que origina la devoción que hoy congrega a miles de devotos.

Homenaje a la Virgen del Carmen

Cada año la fiesta desarrolla un programa de varios días que tiene su culminación a las cero horas del 16 de julio cuando estalla la música de los bailes religiosos, cantos de los peregrinos y globos que se elevan al cielo, marcando el inicio del día solemne dedicado a la “China del Tamarugal”. Durante el día las celebraciones eucarísticas se suceden cada hora. Decenas de sacerdotes confiesan y cientos de voluntarios colaboran en la organización y en la atención a los devotos.

Este año, en la víspera el obispo Guillermo Vera presidió la eucaristía con miles de fieles que esperaban. “Quiero darles las gracias a ustedes, dijo Vera en su homilía. Gracias por estar aquí, por ser los que levantan la Iglesia Católica a pesar de todo el dolor que hemos vivido últimamente. Gracias por ser laicos y laicas comprometidos, gracias por seguir creyendo en que Cristo es y será nuestra única esperanza de amor”, dijo.

A las 10 de la mañana del día de la fiesta se celebró la Misa central en la que se expone la imagen de la Virgen. Luego en la tarde una procesión lleva las imágenes de san José, Jesús Nazareno y nuestra Señora del Carmen. Los bailes acompañan con la música de sus bandas.

Como cada año, también ahora esta fiesta se vivió con toda su fuerza, con la entusiasta participación de los bailes religiosos y con la multitudinaria presencia de miles de peregrinos venidos desde diversas ciudades del norte chileno.

Santuarios de piedad popular

En el encuentro convocado por el Papa Francisco con todos los obispos chilenos en Roma, en mayo pasado, uno de los aspectos de la experiencia eclesial en Chile, que les hizo ver, fue que “la piedad popular es una de las riquezas más grandes que el Pueblo de Dios ha sabido cultivar. Con sus fiestas patronales, con sus bailes religiosos –que se prolongan hasta por semanas- con su música y sus vestidos logran convertir a tantas zonas en santuarios de piedad popular. Porque no son fiestas que quedan encerradas dentro del templo, sino que logran vestir a todo el pueblo de fiesta”, les dijo Francisco.

En la profunda crisis que vive la jerarquía chilena en estos días, estas celebraciones muestran que el pueblo de Dios, aunque desconcertado y expectante, mantiene su fe.

“El santo y paciente Pueblo fiel de Dios sostenido y vivificado por el Espíritu Santo es el mejor rostro de la Iglesia profética que sabe poner al centro a su Señor en la entrega cotidiana”, dijo también en esa misma ocasión el Papa a los obispos chilenos.

 

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