Sensibles ante la dramática situación de Nicaragua, donde “las agresiones y los actos violentos que se han desatado en los últimos días han cobrado la vida de numerosas personas”, los obispos de Colombia se suman al clamor de las conferencias episcopales de América Latina, en solidaridad con los obispos, sacerdotes, religiosos, fieles laicos y el pueblo en general.
“Que se detenga la violencia en el hermano país nicaragüense, que se respete el derecho a la vida de todos y que se garantice la protección tanto a las instituciones eclesiásticas como a las demás organizaciones sociales”, ha manifestado la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través de un mensaje divulgado ayer, 17 de julio, y firmado por su presidente, Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio.
Al destacar el trabajo de la Iglesia católica “en la búsqueda de soluciones a la crisis social y humanitaria”, los prelados colombianos acompañan y alientan a sus hermanos pastores “para que, a partir del Evangelio y de la enseñanza de la Iglesia, continúen proclamando con valentía la dignidad de la persona humana y denunciando los atentados contra la misma”.
Asimismo, la CEC hace un llamado urgente a la comunidad internacional a fin de que “dirija su mirada a la situación que afronta Nicaragua y ofrezca ayudas válidas para superar la inestabilidad social”.
De este modo, la Iglesia colombiana hace votos para que “se puedan encaminar los esfuerzos de todos hacia la construcción de la paz”.