Llegaron hace un mes a Valencia, pero es ahora cuando su vida comienza a adquirir rasgos de normalidad. “Esto va para largo”, señala Fany Raga, secretaria general de Cáritas Valencia. “Primero tuvimos que resolver los problemas sanitarios y descartar enfermedades infectocontagiosas. Ahora estamos con el idioma, mejorando los cauces de comunicación con personas que hablan dialectos muy concretos. Después trabajaremos el trauma psicológico”, añade.
En este tiempo todo ha sido nuevo para los veinte migrantes del Aquarius acogidos en los pisos de Cáritas. Han tenido que aprender a utilizar algunos electrodomésticos o el telefonillo, se han quedado atrapados en el ascensor y han empezado a cocinar con los alimentos comprados en el supermercado. “Lo importante es que ahora están muy bien”, sentencia Raga.
Aunque positiva, la experiencia vivida con los migrantes del Aquarius no va a hacer que Cáritas se replantee su forma de acogida. “Hicimos una reflexión en Cáritas España y pensamos que en estas cuestiones no tiene sentido trabajar así”, explica. Ahora, la disposición de la Iglesia diocesana ha permitido que “a Cáritas se le abran todas las puertas”. “El secretario autonómico y la directora general de inclusión han podido conocer de primera mano todos los recursos que ya dedicábamos a la movilidad humana y a la integración y tenemos pendiente una reunión para concretar nuestra colaboración”, afirma. “Hay un interés sincero por querer hacer bien las cosas”, destaca.
De momento, el futuro sigue siendo incierto para los migrantes acogidos en los pisos de Cáritas. Dos de ellos hicieron las entrevistas con la embajada francesa pero, finalmente, no fueron admitidos en el cupo ofrecido por Francia. Finalmente, todos presentarán la solicitud de asilo. Dada la excepcionalidad del caso, desde Cáritas confían en que lo puedan obtener, algo que hubiera sido mucho más difícil si hubieran entrado por la “frontera sur”, como la mayoría de los migrantes que llegan a España. Por tratarse de una primera acogida, se desconoce el tiempo que estarán acogidos en los pisos, pero desde Cáritas ya trabajan para escolarizar a los niños, si en septiembre siguen a su cargo.