El papa Francisco hoy, festividad de Santa María Magdalena, ha salido a las 12:00 horas a la ventana del estudio del Palacio Apostólico para recitar el ángelus con los fieles y peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro, entre ellos un grupo de jóvenes de la diócesis de Sevilla a los que ha saludado.
“El Evangelio de hoy (cf. Mc 6,30-34) nos dice que los apóstoles, después de su primera misión, regresan a Jesús y le dicen ‘todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado’ (v.30). Después de la experiencia de la misión, ciertamente emocionante pero también agotadora, necesitan descansar. Y Jesús, lleno de comprensión, se asegura de aliviarlos y dice: ‘Ven a un lado, tú solo, en un lugar desierto, y descansa un rato’ (v. 31)”. Bergoglio ha añadido que “esta vez la intención de Jesús no se puede realizar, porque la multitud, sintiendo el lugar solitario donde iría con el bote con sus discípulos, llegó antes de su llegada”.
Ver, tener compasión, enseñar
Francisco ha señalado que hoy en día nos puede suceder lo mismo, “a veces no nos damos cuenta de nuestros proyectos, porque ocurre una emergencia inesperada que confunde nuestros programas y requiere flexibilidad y disponibilidad para las necesidades de los demás”.
Por ello el Santo Padre ha hecho una llamada a imitar lo que hizo Jesús: “ ‘Bajó de la barca, vio una gran multitud, tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor, y comenzó a enseñarles muchas cosas’ (v. 34). El evangelista nos ofrece un destello de singular intensidad, fotografiando los ojos del Maestro divino y su actitud”.
El consejo del Papa es que “miremos los tres verbos de este marco: ver, tener compasión, enseñar. Podemos llamarlos los verbos del Pastor. La mirada de Jesús no es una mirada neutral o, peor aún, fría y desapegada, porque Jesús siempre mira con los ojos del corazón. Y su corazón es tan tierno y lleno de compasión, que sabe cómo captar las necesidades aún más ocultas de las personas”. Pero la compasión de Jesús “no solo indica una reacción emocional a una situación de inquietud del pueblo, sino que es mucho más: es la actitud y la predisposición de Dios hacia el hombre y su historia. Jesús aparece como la comprensión de la preocupación y el cuidado de Dios por su pueblo”.
La palabra de verdad
Bergoglio ha recordado que del pasaje se esperaría un milagro, pero “Jesús, en cambio, comenzó a enseñarles muchas cosas. Aquí está el primer pan que el Mesías le ofrece a la multitud hambrienta y perdida: el pan de la Palabra. Todos necesitamos la palabra de verdad, para guiarnos e iluminar el camino. Sin la verdad, que es Cristo mismo, no es posible encontrar la orientación correcta de la vida”.
“Cuando uno se aleja de Jesús y su amor, uno se pierde y la existencia se convierte en desilusión e insatisfacción. Con Jesús del lado podemos proceder con seguridad, podemos superar las pruebas, progresamos en amor por Dios y por nuestro prójimo. Jesús se ha hecho un regalo para los demás, convirtiéndose así en un modelo de amor y servicio para cada uno de nosotros”.
Y antes de terminar ha pedido “que María Santísima nos ayude a enfrentar los problemas, sufrimientos y dificultades de nuestro prójimo, a través de una actitud de compartir y servicio”. Francisco ha deseado un feliz domingo y ha concluido con su característico “no olviden rezar por mí”.