“A veces tengo la impresión, quizás muy subjetiva, de que no compartes los criterios de la Comisión Nacional en estos delicados temas. A su vez, miembros de la Comisión manifiestan su disconformidad frente a algunas situaciones que te ha tocado asumir”. Con estas palabras, el que fuera obispo de Rancagua y presidente de la Comisión Nacional de Prevención de Abusos de Chile, Alejandro Goig, se dirigía en 2013 por carta al cardenal Ricardo Ezzati en relación a su gestión en relación a una lacra que se ha llevado por delante la credibilidad del Episcopado chileno.
Cuando los sacerdotes, religiosos y laicos chilenos no se han recuperado todavía del caso Barros y continúa el goteo de diversas denuncias por todo el país, esta misiva publicada por El Mercurio y firmada por Goic deja entrever la postura de escasa colaboración de Ezzati. Así, le recuerda que los casos de abusos además de ser “un pecado gravísimo”, constituyen además un “delito civil” por lo que no hacerse cargo de ellos pone a los eclesiásticos en situación de “cómplices”.
El emérito de Rancagua llega a afirmar que le resulta complicado “mantener la comunión” con Ezzati y le reclama una mayor empatía ante los abusados: “Sé que han sido injustos, duros, incluso a veces han mentido. Pero nada de aquello les quita la condición de víctimas heridas y dañadas”.
Para el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Reinhard Marx, ser católico y nacionalista son dos realidades incompatibles. “Ser nacionalista y católico es imposible”, apunta en una entrevista al dario Die Zeit, en la que asegura que como creyentes “somos tanto patriotas como ciudadanos del mundo”.
El arzobispo de Munich y Frisinga alerta de cómo los radicalismos están llevando a percibir de forma errónea fenómenos como la migración. “Lo veo con preocupación. Esto hace que los refugiados parezcan una amenaza que debemos evitar para garantizar nuestra prosperidad”, reflexiona al purpurado que explica que “Europa no debe convertirse en una fortaleza, sino que debe contribuir a un mundo mejor, creativo y abierto”.
En esta misma línea, Marx subraya cómo “ver al otro como enemigo” es una consecuencia directa del populismo: “Primero trata de asustarnos, luego infunde desconfianza, envidia, enemistad, odio y, al final, violencia y guerra”.
En el marco del XXIV Capítulo general de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús, conocidos popularmente como dehonianos, el padre Carlos Luis Suárez Codorniú ha asumido el servicio de superior general.
Nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1965, actualmente pertenece a la Región de Venezuela, donde ejercía de consejero regional. Además, cuenta con una amplia experiencia docente en el país como profesor del Instituto de Teología para Religiosos de Caracas y en Facultad de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas.
El religioso español toma el relevo del padre Heiner Wilmer, nombrado obispo de Hildesheim, nombramiento que ha propiciado que se adelantara la celebración del capítulo general. “Los dehonianos nos definimos como siervos de la reconociliación”, explicaba en una entrevista reciente el nuevo general, que se mostraba convencido de que “a partir del corazón de Jesús, queremos cambiar el corazón de las personas”.