El cardenal estadounidense Sean O’Malley, que dirige la Comisión vaticana de Prevención de la Pederastia en la Iglesia, ha expresado que hace falta una acción decisiva y rápida sobre las acusaciones de abuso sexual contra el cardenal retirado de Washington, Theodore McCarrick.
“En cada instancia de reclamos hechos por víctimas de abuso sexual, ya sean violaciones criminales o abuso de poder, la principal preocupación debe ser la víctima, su familia y sus seres queridos”, señaló O’Malley.
También insistió en que hay que revisar las políticas vigentes para “cerrar la brecha” y responsabilizar a los obispos y los medios en los que se puede denunciar. “En este momento no hay mayor imperativo para la Iglesia que rendir cuentas ante estos asuntos, que traeré a mis próximas reuniones con la Santa Sede con gran urgencia y preocupación”, declaró el arzobispo de Boston.
El Gobierno italiano ha presentado un proyecto de ley denominado ‘Disposiciones relativas a la exhibición del crucifijo en las escuelas y en las oficinas de la administración pública’, para obligar que los crucifijos tengan una presencia visible en los edificios públicos.
La propuesta conlleva una multa de hasta 1.000 euros por incumplimiento de la misma. El proyecto de ley fue presentado por el partido la Lega, encabezado por Matteo Salvini, ahora espera ser agendado para la discusión en la Cámara y el Senado.
Los líderes de la Iglesia católica y diversos grupos activistas de Filipinas han criticado el discurso del Estado de la Nación hecho por Rodrigo Duterte en la que atacó a quien le critica por sus métodos para combatir el narcotráfico, porque “su preocupación son los derechos humanos, la mía es la vida humana”, dijo el presidente.
Estas palabras fueron respondidas por el obispo Pablo Virgilio David, de Kalookan: “Tal declaración implica que las víctimas de los asesinatos relacionados con las drogas no son humanos”. Y preguntó: “¿No es el derecho a la vida el derecho humano más básico?”.
El vicepresidente de la Conferencia Episcopal Filipina señaló también que “la Iglesia no puede estar de acuerdo con la opinión del presidente. La declaración de Duterte es ilógica. Los drogodependientes son personas enfermas que necesitan rehabilitación”. Además dijo que el Gobierno debería enfocar su guerra contra los narcóticos actuando contra los grandes traficantes de drogas, “¿Cómo es que el suministro de drogas ilegales se mantiene estable a pesar de todos los asesinatos?”.