Entrevistas

Gustavo Entrala: “Este Papa te toca el corazón todos los días”

  • El asesor digital que dirigió el equipo creador de la cuenta @Pontifex dialogó con Vida Nueva sobre la comunicación en la Iglesia y los retos para “conectarse” con las nuevas generaciones
  • De acuerdo con el experto español, la manera de comunicar de Francisco “está muy alineada con su visión de Iglesia”





Por estos días el español Gustavo Entrala, “el hombre que puso al Papa en Twitter”, pasó por Bogotá y Medellín compartiendo algunos planteamientos sobre ciudadanía digital e Internet saludable, como conferencista invitado, en el marco del lanzamiento de los resultados de una investigación –liderada por TigoUne y la universidad EAFIT– sobre el impacto de las TIC en Colombia. 

Experto en tendencias, innovación y branding, Entrala no olvida aquel día en el que ingresó a los registros históricos del mundo de la comunicación digital en la Iglesia, cuando lideró en El Vaticano la creación de la cuenta @Pontifex, que hoy cuenta con más de 40 millones de seguidores.

@Pontifex, un hito

PREGUNTA.- ¿En qué piensas cuando ves aquella imagen del 12 de diciembre de 2012 en la que estabas con Benedicto XVI enviando el primer tuit de @Pontifex?

RESPUESTA.- Fue un momento muy bonito, único en el sentido de que es histórico para la Iglesia, para Twitter y para las redes sociales. Y haber tenido el privilegio de estar allí, de haber provocado que eso ocurriera, pues define un poco mi vida. La verdad es uno de esos hitos importantes. Yo tampoco quiero ser siempre “el tío que hizo esto”, pero no está mal, ¿no? (risas).

Al inicio de su presentación, en Bogotá, Entrala se refirió al “hito” de la creación de @Pontifex

Comunicación coherente

P.- ¿Unos meses después llegó Francisco, ¿comunica la Iglesia en estos tiempos? Aún más, ¿qué comunica?

R.- Creo que la comunicación del Papa está muy alineada con la visión de la Iglesia que él tiene, o sea, una Iglesia en salida, más acogedora, una Iglesia donde hay mucha emoción, con mensajes no tan racionales como los de Benedicto XVI.

A mí me gustan mucho los dos Papas, pero este Papa te toca el corazón todos los días, y hace mucho énfasis en los inmigrantes, en los problemas de la inmigración, en los menos favorecidos, y esto ha sido sorprendente. Entonces yo creo que es muy coherente con lo que él hace y dice de la Iglesia.

Sincronizar con los jóvenes

P.- Ahora viene el sínodo de los jóvenes. Desde tú experiencia, ¿qué le hace falta a la Iglesia para “conectarse” mejor con las nuevas generaciones?

R.- No soy experto pero me parece que sí hay que intentar entenderles mejor, entender el tipo de preguntas que se hacen, el tipo de experiencias que les gusta, cómo es el discurso a la hora de aceptar una propuesta de alguien, cómo priman mucho más las experiencias sobre las doctrinas, por ejemplo, o cómo les sorprende a veces los planteamientos morales de la Iglesia, más que nada por el lenguaje que se usa, no tanto por el contenido en sí, sino porque son expresiones de hace ya muchos siglos. 

Entonces, sí creo que debe haber como un ajuste de sincronización con la gente joven, que no cambie, lógicamente, la doctrina de la Iglesia, pero sí la adapte a la realidad de los jóvenes de hoy.

“La tecnología a veces hace más difícil rezar”

P.- ¿Qué papel juega la religión en la generación de “valor” en la sociedad red?

R.- En realidad no lo había pensado, me parece una muy buena pregunta. La religión nos dice que valoremos la realidad del otro, el cuidado de la otra persona, el respeto entre las personas, que no tengamos otros ídolos o unas aficiones totalmente desmedidas por algo o por alguien, porque para los cristianos nuestro ‘ídolo’ es Jesucristo. 

Una persona que tenga fe y que la practique tiene un incentivo más para protegerse de la atracción por cosas que entretienen, que meten ruido en el alma, incluso odio. La tecnología es una oportunidad muy buena para el cristiano, pero a su vez un reto, pues la tecnología a veces hace más difícil rezar. Yo al menos tengo la experiencia de que la tecnología me ayuda en muchísimas cosas, pero no me ayuda a orar más.

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