El arzobispo Garfias Merlos asegura que muchas de las víctimas de este delito, identificadas en el extranjero, proceden de Michoacán
A partir de este lunes 30 de julio y hasta el próximo viernes 3 de agosto, la Catedral de Morelia –joya de la arquitectura colonial en México– se iluminará de color azul para solidarizarse con las millones de víctimas de la trata de personas y manifestar su rechazo a este delito.
Lo anterior lo informó en conferencia de prensa el arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos, quien recordó que la trata es un delito extendido por todo el mundo, que afecta a miles de personas –particularmente mujeres, niñas y niños–, y el cual se ha convertido en el tercer negocio ilícito más lucrativo en todo el mundo, sólo superado por el tráfico de drogas y de armas.
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, casi 21 millones de personas en el mundo son víctimas del trabajo forzoso; esta cifra incluye también a las víctimas de trata para la explotación laboral y sexual.
Al respecto, el también responsable de la Dimensión Episcopal de Justicia, Paz y Reconciliación, aseguró que Michoacán es uno de los estados de los cuales proceden muchas de las víctimas mexicanas identificadas en el extranjero. “Las regiones con mayor incidencia son el Centro, Tierra Caliente y la Región Oriente”, dijo.
Garfias calificó la trata de personas como un ultraje vergonzoso a la dignidad humana y una grave violación a los derechos humanos fundamentales, por lo que aseguró que la Arquidiócesis de Morelia participa de todas las actividades que se realizan en este día, de manera particular iluminando la Catedral de Morelia de color azul, para mostrar el compromiso de la Iglesia católica en contra de ese delito.
El Arzobispo de Morelia también informó que el 26 de julio pasado, la Arquidiócesis de Morelia abrió su séptimo “Centro de Escucha para la Atención a la Víctima de la Violencia”, ahora en la zona de Zitácuaro, Michoacán.
“Como Iglesia –dijo– seguimos con este proyecto de acompañamiento a las víctimas, con la finalidad de romper con el ciclo de la violencia y que las personas se puedan reintegrar a sus comunidades en las mejores condiciones posibles”.
Aseguró que la Iglesia en esa entidad continúa con el empeño de facilitar procesos de perdón y reconciliación para que las víctimas puedan superar el dolor, la tristeza, el resentimiento y la impotencia que vivieron, y logren así recuperar la paz y la confianza. “De esta manera, la Arquidiócesis también pretende prevenir futuras violencias, pues muchas veces quien ha sido víctima de la violencia se convierte en victimario”, añadió.
Finalmente, recordó que el proceso de acompañamiento busca sensibilizar y fortalecer las capacidades tanto de los sacerdotes de la diócesis como de los agentes de pastoral, en la atención integral que desde hace años se ha venido dando a las víctimas de la violencia, y para ello se está trabajando de la mano con las autoridades de gobierno.