“La actual crisis socio-política que vive Nicaragua ha atraído la mirada a nivel internacional”. Así comienza el comunicado del Secretariado Latinoamericano y Caribeño de Cáritas (SELACC) ante la opinión pública, en el que expresa su solidaridad y cercanía “en estos momentos de tanta violencia en tan hermoso país”.
Aunque el presidente Daniel Ortega insista en que la crisis ha dejado 195 muertes –como ha recogido La Prensa ayer, 31 de julio– Cáritas América Latina y el Caribe sostiene que “la visible represión que vive su población, ha provocado hasta el momento la muerte de, por lo menos, 300 personas”.
Citando el pasaje bíblico de Corintios: “Si un miembro del cuerpo padece, todos los miembros padecen con él”, su presidente, José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo (Venezuela) y el presbítero Francisco Hernández, coordinador regional, aseguran que como institución eclesial, “no puede permanecer indiferente ante el sufrimiento que aflige al pueblo de Nicaragua, a su Iglesia católica y a la Cáritas de ese hermano país, enraizada en las entrañas del pueblo nicaragüense”.
Ante la actual situación, los miembros de la organización regional, adscrita a Cáritas Internacional, claman por “una verdadera democracia y justicia” en el país centroamericano, dejando clara su postura “del lado de las personas más vulnerables de este conflicto”, particularmente “de los fieles laicos, religiosas, religiosos, sacerdotes y obispos que han sido víctimas de la violencia y han sido amenazados”, como también lo ha expresado la población que se movilizó el pasado sábado 28 de julio, en apoyo de sus obispos.
En este sentido, y en solidaridad con la Iglesia local, el SELACC eleva su voz de protesta ante la situación de opresión vivida por el pueblo y, por tanto, demanda del Gobierno de Nicaragua “un cese de la represión, además del control y desarme de los grupos parapoliciales y paramilitares, y el respeto absoluto de los derechos humanos de la población nicaragüense”.
Aún cuando el gobierno nicaragüense y sus grupos paramilitares han arremetido contra la Iglesia, dejándola sin mucho margen de acción para atender casos de extrema necesidad a causa de la violencia, Cáritas latinaomericana y caribeña hace llegar sus condolencias y oraciones por aquellas familias que han perdido seres queridos. “Solo Dios consuela en estos casos extremos de angustia. Él les acompaña en estos momentos de tristeza e incertidumbre”, apunta.
Concretamente, en una muestra de apoyo directo al cuerpo de la Iglesia, envía su “abrazo solidario y apoyo en su servicio abnegado a su pueblo” a los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, quienes han asumido el riesgo de su propia vida en cercanía con su pueblo, para “defenderlos de los violentos” y “pensar en una nueva etapa que se dirige a la liberación”.
Por otra parte, el organismo eclesial hace un reconocimiento a la cultura de acogida por parte de Costa Rica, que está recibiendo a miles de nicaragüenses ante la actual crisis migratoria, así como la disponibilidad de Cáritas El Salvador para “ayudar a quienes emigran a este hermano país”.
Finalmente, bajo los términos jurídicos que establece la diplomacia, el SELACC solicita a los organismos internacionales intervenir de manera más directa, de tal modo que “esta violencia no cobre más vidas humanas y el pueblo de Nicaragua pueda vivir en paz y en otro régimen de seguridades”.