El cardenal Francesco Coccopalmerio está convencido de que “la comunión de un cónyuge no católico es posible”. Así lo concluye el presidente emérito del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos en una entrevista para Vatican Insider en la que detalla, con el Código de Derecho Canónico en la mano, que se trata de “un problema delicado, el de equilibrar sabiamente los dos principios: el principio de la necesidad de conferir gracia con la administración de los sacramentos y el principio de la necesidad de no contradecir la comunión eclesial”.
Precisamente lo arduo de la cuestión hace que no se pronuncie de forma explícita sobre el documento sobre la intercomunión elaborado por el Episcopado alemán pero no aceptado por el Papa. “Sin duda es un documento importante y muy interesante, escrito con gran cuidado”, subraya al respecto.
En esta línea, Coccopalmerio reconoce que “los fieles que reciben la Eucaristía deben estar con la Iglesia católica en comunión plena o normal. Por otro lado, los cristianos no católicos actuales están con la Iglesia católica en verdadera, pero no plena, comunión”. Desde esta encrucijada, el presidente emérito insta a “responder a un desafío extraordinario para liderar con valentía una nueva reflexión”.
El obispo auxiliar de Roma, Paolo Lojudice, se ha sumado a las críticas eclesiales al ministro del Interior italiano, Matteo Salvini por su política migratoria. El prelado, conocido por su trabajo en la periferia sur de la captan de Italia, ha condenado especialmente el desolojo reciente de un campamento romanía. “Desalojar es siempre una demostración de fuerza por parte de las instituciones que oculta una debilidad en el diálogo”, señala Lojudice en una entrevista a TPI.it que denuncia como el Gobierno no ha ofrecido alternativa alguna.
“Oponerse a Salvini fortalece su posición ante la opinión pública”, subraya el obispo que se siente llamado a promover “un diálogo”. “Demonizarse mutuamente no ayuda a mejorar las cosas. No se trata de salir a la calle, sino de concienciar a la gente. Incluso dentro de la Iglesia no hay un mismo criterio sobre la migración”, admite el prelado que lamenta que “en este momento hay una gran división y muchos cristianos aprueban las políticas de Salvini y le continuarán votando”. En esta línea, alerta de que se puede “crear una fractura más grande dentro del mundo católico”.
Siguiendo una nueva normativa del Gobierno, Ruanda habría cerrado hasta ocho mil templos musulmanes y cristianos, tal y como recoge la agencia Kigali Today Express. Y es que el Ejecutivo dice buscar clausurar todo recintos públicos que no cumpla con los mínimos requisitos de higiene y seguridad.
Sin embargo, las comunidades cristianas, que representan al 90 por ciento de la población, denuncian que este argumento para suprimir la presencia de la religión en la vida pública. El padre Donald Zagora, teólogo de la Sociedad de Misiones Africanas, sostiene que el Gobierno, “de forma consciente o inconsciente, está borrando el carácter profético de la religión”.