Tras el parón vacacional de julio, hoy 1 de agosto Francisco ha retomado su agenda pública con la audiencia general de los miércoles que ha convocado en el aula Pablo VI a miles de peregrinos. Tomando como punto de partida del Éxodo, el Obispo de Roma ha centrado su alocución. Así, ha advertido de los ídolos actuales “quitan la vida” y “esclavizan”, enumerando entre ellos el carrerismo, el dinero y la belleza que se venden en un “supermercado” con “objetos, imágenes, ideas y roles”.
Para el Papa, estas tentaciones “prometen felicidad, pero no la dan; y uno se encuentra viviendo por esa cosa o esa visión en un torbellino autodestructivo, en espera de un resultado que no llega nunca”.
Además, aprecia que se trata de “una tendencia humana, que no dejan de lado ni creyentes ni ateos”. “De esta dinámica se sirve, por ejemplo, la publicidad: no veo el objeto en sí pero percibo ese automóvil, el celular, ese rol como un medio para realizarme y responder a mis necesidades existenciales”, considera el Papa.
“El dinero roba la vida y el placer lleva a la soledad. Las estructuras económicas sacrifican vidas humanas para utilidades mayores. Se vive en la hipocresía, haciendo y diciendo lo que los demás esperan, porque el Dios de la propia afirmación lo impone”, alerta.