Con el título “Sí a la vida, no a la muerte”, la pastoral carcelaria de América Latina y el Caribe, en comunión con el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), expresa a través de un comunicado su “gozo en el espíritu” por la decisión del papa Francisco de modificar el artículo 2.267 del Catecismo de la Iglesia Católica (CIC), como expresión de rechazo radical de la pena de muerte y en defensa de “la vida digna y en abundancia que Jesucristo nos ofrece”.
De “claridad profética” califican esta medida los obispos que suscriben el mensaje –Gustavo Rodríguez, presidente del Departamento de Justicia y Solidaridad del CELAM, y Jorge García Cuerva, referente latinoamericano de la pastoral carcelaria–, al tiempo que afirman que “de esta manera el papa Francisco nos invita a obedecer el mandamiento del Señor ‘no matarás’”.
El principio de inviolabilidad de la vida y la dignidad humana, según el nuevo texto del CIC, “no se pierde ni siquiera después de haber cometido crímenes muy graves”, recuerdan los prelados, haciendo eco a la constatación de “una nueva comprensión acerca del sentido de las sanciones penales por parte del Estado”, lo cual se traduce en la implementación de sistemas de detención “más eficaces, que garantizan la necesaria defensa de los ciudadanos, pero que, al mismo tiempo, no le quitan al reo la posibilidad de redimirse definitivamente”.
Por ello, la pastoral carcelaria del continente exhorta a los Estados donde actualmente se aplica, “a legislar aboliendo la pena de muerte y en aquellos donde no se contempla en su legislación, a adoptar las medidas necesarias para garantizar su no incorporación”.
En este mismo sentido, los obispos invitan “a todos los hombres y mujeres de buena voluntad los exhortamos a contribuir en la generación de una conciencia, en la opinión pública, cada vez mayor en defensa de la vida, desde la concepción”.
Como agentes de pastoral son conscientes del compromiso de caminar junto con los privados y privadas de libertad, ratificando que siempre “hay creer en la fuerza redentora y liberadora de la misericordia y en la capacidad del ser humano creado a imagen y semejanza de Dios de redimirse”.
De ahí que la modificación introducida por Bergoglio al CIC represente “un auténtico desarrollo de la doctrina católica”, como ha expresado el cardenal Luis Ladarria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
“Los discípulos misioneros de Jesús debemos amar, cuidar y defender la vida humana, toda vida humana, por eso nos unimos al Papa Francisco y rechazamos la pena de muerte, al igual que la pena hasta la muerte”, finalizaron.