El Patriarca Kirill de Moscú, cabeza de toda la Iglesia Ortodoxa Rusa, ha vuelto a afirmar sin paliativos que la Iglesia ortodoxa de Ucrania no será reconocida como independiente. Lo ha hecho en un comunicado emitido con motivo del 1030 aniversario del bautismo de Vladimir I, soberano de la antigua Rus de Kiev, considerada la fecha de cristianización de Rusia. No queriendo evitar tratar el asunto, el Patriarca reconoce que esta celebración llega “en una atmósfera de nuevos juicios, especialmente por la situación de la ortodoxia en Ucrania“. Sin embargo, esta celebración conmemora una época en la que Kiev, actual capital de Ucrania, era el centro de los reinos eslavos que hoy en día forman Rusia y Ucrania, lo que es una oportunidad para Ucrania y su iglesia de reclamar su propio mando.
Por ello Kirill reitera que “para nuestra Iglesia, Kiev es un lugar sagrado, como Constantinopla o Jerusalén para todos los cristianos ortodoxos, Kosovo y Metohija para la Iglesia Ortodoxa Serbia”. Ve además “esfuerzos deliberados de fuerzas extranjeras para destruir la unidad de la Iglesia Ortodoxa“. Dichas presiones estarían enfocadas directamente a la Iglesia Ucraniana, “en su primacía, el Metropolitano de Kiev y Ucrania Onuphre, en su episcopado, su clero y su pueblo fiel”. Denuncia asimismo las confiscaciones de templos que llevan a cabo la Iglesia ucraniana llamada de los uniatos, que ya se escindió de la Ortodoxa oficial -y no es reconocida tampoco por la católica- y que está apoyada por el presidente de Ucrania Petró Poroshenko.
Así, según informa el portal Cath.ch, el propio Poroshenko habría tildado de “amenaza para la seguridad de Ucrania” a la iglesia ortodoxa rusa, “lo que nos obliga a actuar”, esto es, a provocar un cisma definitivo. La respuesta del patriarca Kirill ha sido un llamamiento a no politizar la Iglesia “si alguna ideología secular penetra en la Iglesia para destruir su unidad, nuestro deber es oponernos a ella de palabra y obra, para predicar no tal o cual ideología terrena, sino predicar a Cristo“. Por tanto, pide acabar con esta campaña cismática porque “la Iglesia existe para unir, no dividir, a los hombres “.
Apenas ha pasado una semana desde que la Iglesia cambiara el Catecismo para calificar la pena de muerte de “inadmisible”, y las reacciones de los católicos de todo el mundo continúan llegando. En esta ocasión han sido los obispos estadounidenses, país donde la pena de muerte está vigente en varios estados, quienes se han pronunciado respecto al cambio.
“Estoy agradecido por el liderazgo del papa Francisco en su trabajo para poner fin a las ejecuciones judiciales en todo el mundo”, ha dicho este fin de semana el obispo de Los Ángeles, José Gómez, quien ha alabado la medida por reflejar “un desarrollo auténtico de la doctrina de la Iglesia que comenzó con san Juan Pablo II y continuó con el papa emérito Benedicto XVI y ahora el papa Francisco”. Sin embargo, también ha recordado que el Catecismo “no equipara la pena de muerte con los males del aborto y la eutanasia, que son crímenes que involucran el asesinato directo de vidas inocentes y siempre son gravemente inmorales”.
Por otro lado, según informa ACI, Frank Dewane, presidente del Comité de Justicia Doméstica y Desarrollo Humano de la Conferencia Episcopal también se mostró agradecido por el cambio, y envió un mensaje al Gobierno recordando que los obispos estadounidenses llevan tiempo luchando contra este castigo, asegurando que “esperamos que este anuncio atraiga de nuevo la atención sobre este problema crítico y acelere el final de su práctica, que, como el papa Francisco ha dicho a la luz del Evangelio, es ‘inadmisible porque es un ataque contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona’”.
El presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, Santiago Silva, ha concedido una entrevista a La Tercera en la que comenta la decisión del cardenal Ezzati de no presidir el Tedeum tradicional de acción de gracias: “Agradezco de corazón su ministerio de obispo en Santiago, y valoro enormemente su decisión por razones pastorales. Todo pastor está llamado a ser prudente y velar por el bien mayor de la comunidad, y del cuidado de una ceremonia tan importante como es el tedeum ecuménico de acción de gracias“.
En cuanto a la próxima comparecencia del purpurado ante el tribunal civil de Rancagua, Silva ha expresado que “los obispos, como ciudadanos chilenos que somos, comparecemos ante la justicia cuando somos citados. El cardenal Ezzati, y así me lo ha expresado, está totalmente dispuesto a presentarse y a aportar todos los antecedentes de que dispone para que se esclarezca la verdad y se haga justicia.“