La Voz del Desierto (LVD), uno de los principales grupos de rock cristiano en España, afronta la que ya es su tercera gira por Estados Unidos. Tras las realizadas en 2015 y en 2017, ahora van más allá y, del 3 al 12 de agosto, recorrerán hasta siete ciudades del país (Menifee, California; Georgetown, Texas; Cicero, Illinois; Chicago; Waukegan, Chicago; Columbia, Carolina del Sur; y San Antonio, Texas) en lo que, a buen seguro, serán otros siete baños de masas con sus fans.
Y es que, como declara a Vida Nueva el sacerdote Alberto Raposo, el bajo de este grupo compuesto por curas y laicos de la Diócesis de Alcalá de Henares, “lo que vivimos cada vez que vamos a Estados Unidos es ciertamente especial”.
Ya no es solo que cada concierto congregue a miles de personas llegadas de puntos muy lejanos, sino la pasión y la energía de todos ellos, pertenecientes en su mayor parte a la comunidad latina del país: “Tienen una alegría tan grande que nos la transmiten de un modo muy directo a los que estamos en el escenario. Notas que las canciones les llegan, que les emocionan… Y eso es precioso”.
Esa misma energía es la que, después de cada concierto, se transmite “cuando los sacerdotes del grupo nos ponemos a confesar y nos tiramos horas…”. “Ahí –cuenta Raposo– te das cuenta de que muchos son alejados que han llegado hasta ese concierto simplemente porque les gusta la música. Pero, precisamente, esa es la clave de lo que hacemos. Tratar de ser un instrumento, a través de algo que conecta tanto con los jóvenes como es la música, para sacudir la modorra espiritual a quien, tras apenas tener contacto con la Iglesia, tiene un sentimiento de fe dentro”.
En este sentido, el bajo de LVD pone como ejemplo a los grupos de rock evangélicos, “que en Estados Unidos promueven todo un ministerio musical que aglutina a miles de jóvenes, lo que consiguen gracias a su gran profesionalidad y a una calidad en lo que producen que es todo un espejo en el que mirarse para todos los que pretendemos caminar por esta senda de alabanza a Dios desde la música, dentro y fuera de la liturgia”.
Dirigiendo la mirada a nuestro país, el sacerdote enfatiza que “en España se está haciendo un muy buen trabajo, como podemos comprobar en los encuentros de músicos cristianos que en los últimos años promueve la Delegación de Juventud de la Conferencia Episcopal. Congregados por su responsable, Raúl Tinajero, son momentos privilegiados para compartir experiencias y aprender los unos de los otros en esta pastoral de primer anuncio”.
Más allá de esta gira estadounidense, LVD volverá al continente americano el próximo enero, cuando participen en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Panamá, que ya les ha confirmado su presencia. No será su primera experiencia en un encuentro mundial, pues ya estuvieron en la JMJ de Madrid, en 2011, cuando actuaron en Ifema en el encuentro de Benedicto XVI con los voluntarios y, cinco días antes, ante miles de jóvenes de todo el mundo en la Plaza de España.
De hecho, asegura Raposo, “ese concierto de la Plaza de España siempre lo recordaré como el más bonito que hasta ahora hemos dado… Fue inolvidable por la energía que nos transmitieron tantos chicos de realidades tan diferentes”.