“Durante este tiempo de crisis es muy fácil pensar: me voy del país, abandono mi tierra, abandono todo porque necesito buscar algo más”. Armando Navarrete es uno de los venezolanos que, desde el Seminario Santo Tomás de Aquino, sufre la carencia de alimentos, medicinas y cosas básicas para la vida diaria. Y eso que cuentan con el apoyo de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).
Ni siquiera los muros de la institución del Estado de Mérida le impiden ver cómo el pueblo sufre por la escasez y por la ola de violencia que azota la nación sudamericana. Sabe que cientos de miles de venezolanos huyen para sobrevivir.
“Yo puedo decirles que no es necesario abandonar el país para conseguir algo más. Aquí uno puede conseguir lo más importante: a Cristo, a Cristo sufriente. Y es la razón por la que me quedo en Venezuela. Porque quiero ayudar al Cristo sufriente”.
Estudiante del tercer año de Filosofía en los Andes venezolanos, Armando tiene claro lo que necesita Venezuela… La fe es el pilar del que brotan sus palabras y las ganas de ser Cireneo para ayudar a sus hermanos a cargar la cruz.
Otros seminaristas, como Eli Sánchez, se interpelan en medio de esta situación: “¿Qué tiene de espectacular o de grandioso ser sacerdote hoy día en una sociedad tan difícil como la que vivimos en estos momentos en Venezuela?”.
Precisamente, para Eli, la crisis que sacude a su país es la que “nos impulsa a darle una respuesta generosa a Dios”. Aún en medio de la crisis y de las dificultades, “creemos en un Dios vivo, en un Dios presente, en un Dios que no nos abandona”. Esta es su convicción, la misma por la que discierne y confirma su propósito: “Queremos ser pastores en medio del pueblo de Dios. Pastores que seamos capaces de ofrecer esperanza”.
En el Seminario Santo Tomás de Aquino, en la Diócesis venezolana de San Cristóbal, Eli siente que recorre un camino acompañado de la gracia de Dios: “Y por eso estamos acá, porque queremos responder a Dios y decirle que cuenta con nosotros en medio del pueblo santo que Él ha escogido y al que ha puesto en nuestras manos”