Desde tempranas horas de la mañana de este miércoles 8 de agosto, comenzó a circular en redes sociales, una noticia falsa sobre la muerte del papa emérito Benedicto XVI atribuida al cardenal colombiano Rubén Salazar, arzobispo de Bogotá, primado de Colombia y Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).
A través de una cuenta falsa en Twitter (@CardRGomez), que antes del medio día ya había sido cancelada, se leía que supuestamente “el cardenal Parolín me confirma ahora por teléfono el fallecimiento de Su Santidad Benedicto XVI. Nota oficial del Vaticano se va a publicar en los próximos minutos”.
Salazar no tiene cuenta en Twitter
Por su parte, la arquidiócesis de Bogotá no tardó en reaccionar, saliendo al paso a la fake news a través de un comunicado de prensa en el que asevera que “el cardenal Rubén Salazar no ha emitido ningún mensaje ni por Twitter ni por otro medio que contenga la afirmación de la supuestamente muerte del papa emérito Benedicto XVI”.
Claramente, se trata de un comunicado “falso y no debe dársele ninguna credibilidad”, enfatiza la arquidiócesis de Bogotá. Aún más, el cardenal Salazar “ha cerrado su cuenta de Twitter hace ya varios meses y por tanto no usa ese medio para comunicarse”, según ha explicado el padre Rafael de Brigard, director de la oficina arquidiocesana de comunicaciones.
El autor de la fake se confiesa
Antes de que fuera eliminada la cuenta @CardRGomez, el autor de la noticia falsa se confesó en otro trino: “Cuenta falsa creada por el periodista italiano Tommasso Debenedeti”.
No es la primera vez que Debenedeti recurre a noticias falsas para buscar reconocimiento mediático y viralizar mentiras. Ya lo había hecho al anunciar la muerte de personajes como Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Fidel Castro, J.K. Rowling y Pedro Almodóvar. También ha jugado a inventar entrevistas a Gore Vidal, Mijaíl Gorbachov y Noam Chomsky, entre otros.
El parte positivo de esta nueva incursión de quien aspira a ser “el campeón italiano de la mentira”, es que los medios de comunicación y, en particular, los periodistas que cubren las noticias eclesiales, fueron los primeros en atajar la falsa alarma, sustrayéndose de la tentación de “dar la chiva” noticiosa, sin haber corroborado las fuentes. ¡Bien por el periodismo comprometido con la verdad!
Foto: CEC