La irlandesa Marie Collins, que fue víctima de abusos sexuales cuando tenía 13 años y que formó parte de la comisión de prevención de la pederastia de la Santa Sede, ha pedido que el “papa Francisco admita que el Vaticano no hizo caso a los casos de abusos que se estaban dando en la iglesia irlandesa”, antes de que el pontífice llegue al país para clausurar el Encuentro Mundial de las Familias.
Para ella, Francisco debe “pedir perdón, admitir los que ha sucedido, arrepentirse y asegurar que no se va a producir más”, según ha escrito en una columna de opinión el diario ‘The Irish Times’. Collins recuerda que hace 39 años que un papa no visita Irlanda y que en estas cuatro décadas las cosas han cambiado y la influencia de la Iglesia “ha disminuido drásticamente”.
Y es que los católicos son ahora el 20% menos, la asistencia a misa se ha desplomado y la influencia de la Iglesia en los últimos referéndums sobre el aborto y el matrimonio homosexual no se ha hecho notar. “La mayoría de la gente ya no mira a la iglesia en busca de orientación en su vida cotidiana”, escribe. “La Iglesia en Irlanda ha perdido respeto y credibilidad”, sentencia.
¿Las causas? Para ella una destacada es “la forma en que sus clérigos y religiosos han abusado de su poder”. Estos son culpables de destruir “las vidas de innumerables hombres, mujeres y niños en orfanatos, escuelas profesionales, reformatorios, en las lavanderías de las Magdalenas [n.d.r.: una institución de las Hermanas de la Misericordia muy extendida en Irlanda para niñas internas y que fue una realidad hasta 1996], hogares de madres y bebés, y mediante el abuso sexual de niños en las parroquias”.
Pero junto a estos abusos, denuncia Collins, se dio la protección de los abusadores. “Los líderes de la iglesia en Irlanda y en Roma que permitieron que esto suceda son igualmente culpables, protegieron a los perpetradores y se negaron a asumir la responsabilidad cuando esto se conoció”, denuncia.
Por eso, quien fue miembro de la Comisión para la Protección de los Menores, pide al Papa que acabe definitivamente con toda esta complicidad, que asuma los errores y mire hacia el futuro a pesar de las resistencias internas anti-Francisco del Vaticano. Y es que, denuncia abiertamente, “los obispos en Irlanda siguen usando leyes de protección de datos para evitar compartir información con su propia oficina de protección.”