Hacía ya algún tiempo que Corriere della Sera, el más importante de los periódicos italianos, no le dedicaba al Papa su foto de portada. Lo ha hecho hoy para informar sobre el encuentro de jóvenes organizado por la Conferencia Episcopal Italiana de Francisco con los 70.000 jóvenes que, según la policía italiana, acudieron al Circo Massimo de Roma para encontrarse con el Papa. Pues bien en esta tórrida mañana del domingo, según las Gendarmería Vaticana, eran 90.000 las personas presentes en la Plaza de San Pedro.
Antes de comenzar la plegaria del Ángelus Bergoglio quiso saludar lo más cerca posible a esos miles de jóvenes a ninguno de los cuales no se les han pegado las sábanas y ya estaban en la plaza apenas despuntó el alba. A bordo del jeep descapotable recorrió no sólo la Plaza sino la contigua Via della Conciliazione igualmente llena. Lo hizo con calma durante más de media hora desatando el entusiasmo de todos los presentes.
Antes de encontrarse con el Papa los jóvenes habían asistido a una misa celebrada en la Basílica por el Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana Cardenal Gualtiero Bassetti responsable de la organización y realización de estas jornadas en las que han participado 195 de las 226 diócesis de este país. Antes de que el Papa tomase la palabra ya en el atrio del templo vaticano Bassetti quiso agradecerle que haya dispensado a los jóvenes un acogida tan cariñosa. “Porque le conocemos – dijo dirigiéndose al Pontífice- ya sabíamos que además de estimularnos nos iba a provocar y así lo ha hecho. Ahora le pido que nos ayude a volver a nuestras casas porque no es fácil regresar después de haber vivido una tan intensa experiencia de fraternidad”.
Francisco invitó a sus jóvenes oyentes a “vivir con coherencia, no con hipocresía, las promesas de su Bautismo y de su Confirmación: renuncia al mal y adhesión al bien”. Más adelante les hizo repetir la versión que de estas promesa hizo San Alberto Hurtado: “Es bueno no hacer el mal pero está mal no hacer el bien”.
“Hoy- insistió- os exhorto a ser protagonistas del bien. No os sintáis a gusto cuando no hagáis el mal; cada uno es culpable del bien que pudo hacer y no hizo. No basta no odiar, hay que perdonar; no basta no tener renco, hay que rezar por nuestros enemigos; no basta no ser causa de división, hay que llevar la paz allí donde no existe, no basta no hablar mal de los otros hay que interrumpir la conversación cuando oímos que se habla mal de alguien. Si no nos oponemos al mal, lo alimentamos de modo tácito. Es necesario intervenir allí donde el mal se difunde porque el mal se difunde donde faltan cristianos audaces que se oponen con el bien, ”caminando en la caridad” como amonesta San Pablo”.
Con estas consignas el Papa se despidió de todos no sin antes dejar de agradecer a los sacerdotes que han acompañado estos días a los jóvenes peregrinos .“Os agradezco –les dijo- vuestra paciencia porque cuando se trabaja con ellos es necesario tener mucha paciencia”.