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Diarmuid Martin recuerda la cooperación entre Iglesia y Estado en las investigaciones de abusos





Si la semana pasada la ex-presidenta de Irlanda Mary McAleese afirmaba que el cardenal Angelo Sodano -entonces secretario de Estado vaticano- le había pedido “proteger documentos” referentes a investigaciones sobre abusos sexuales en 2003, ayer 12 de agosto el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, afirmó no tener conocimiento de dichas negociaciones.

El que fuera entonces ministro de Exteriores de la república, Dermot Ahern, afirma que además se reunió en Roma con Sodano en 2004 quien le sugirió que Irlanda indemnizara a la Iglesia como compensación por las investigaciones sobre abusos. Horas después, Ahern asistió a una conferencia junto al actual arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin.

Este aclara en el Irish Times -periódico que publicó las declaraciones de McAleese- que “no fui informado de ninguna intervención de alguno de ellos en ese momento”. Además, recuerda que los investigadores dijeron en su informe final que tuvieron acceso “a más de 100.000 documentos de la Iglesia, de los que 80.000 se desclasificaron precisamente para ayudar en la investigación“. Así, Martin pide no olvidar el “régimen cooperativo de separación Iglesia-Estado”, e incide en la importancia de que el diálogo entre ambas instituciones sea “lo más abierto y transparente posible”.

Dos monjes coptos acusados de asesinar a su obispo

El pasado 29 de julio la Iglesia Copta Ortodoxa anunciaba el hallazgo del cadáver del obispo Epifanius –abad del Monasterio de San Macario, al norte de El Cairo- en su propio monasterio con signos evidentes de violencia. Fuentes policiales afirmaban aquel día que las investigaciones sobre el más que probable homicidio apuntaban en principio hacia un acto yihadista, por la sangrienta presión que algunos grupos radicales ejercen sobre la Iglesia en el país.

Sin embargo, según recoge el portal Prensa Libre, la Fiscalía de Alejandría ha descartado por completo esta hipótesis tras detener a dos de los monjes del Monasterio, de nombre religioso Ashaíya al Macari y Faltaus al Macari. Al parecer, el segundo habría intentado suicidarse, tras lo que el primero acudió a la policía para avisar de que ambos fueron los autores del crimen. Tras ser delatado, Faltaus confesó también su implicación, por lo que ambos han sido detenidos y se encuentran en prisión preventiva.

Ashaíya mostró a la policía el arma utilizada, una barra de hierro, y explicó cómo había esperado a que su superior se dirigiera a rezar, momento en el que le asestó varios golpes acabando con su vida mientras Faltaus vigilaba. Según los investigadores, el motivo del crimen son una serie de disputas teológicas y financieras entre abad y monjes que se remontaban a algunos años atrás, y que tanto la comunidad como los habitantes de la zona ya conocían. El obispo asesinado jugaba un papel clave en las relaciones entre distintas iglesias en Egipto, y apostaba por un acercamiento ecuménico entre ellas, algo que parece podría haber sido uno de los motivos de discusión con sus asesinos.

La Iglesia suspende el intercambio de la paz en RDC

El pasado 1 de agosto se declaró oficialmente el décimo brote de ébola en República Democrática del Congo, concretamente en la provincia de Kivu del Norte, y a día de hoy registra 22 casos confirmados de enfermos del virus, a los que se suman otros 27 casos probables. Es por ello que ayer, domingo 12 de agosto, la diócesis de Beni-Butembo, sita en dicha provincia, emitió un comunicado en el que informaba de la suspensión del intercambio de la paz.

“Por las circunstancias ya mencionadas -reza el comunicado recogido por Actualitéomitiremos el signo de la paz y pasaremos directamente al Agnus Dei, como por cierto se hacía antes del Concilio Vaticano II“. Dicho documento, firmado por el obispo Sikuli Paluku Melchisédech, recomienda además encarecidamente la instalación de lavabos o grifos de agua en las puertas de iglesias y capillas de forma que los fieles puedan lavarse al entrar, procurando minimizar así el riesgo de contagio. También informa de que las ofrendas, en lugar de recibirse en una cesta que circula por el templo se recogerán después de la comunión en un sitio fijo, de forma que se evite el contacto entre fieles.

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