Mañana, 17 de agosto, se cumple un año de los atentados yihadistas en Barcelona y Cambrils en los que murieron 16 personas y hubo más de 130 heridos, uno de los cuales moriría por las heridas causadas poco después. A las 10:30 de la mañana, el Ayuntamiento de la Ciudad Condal ha convocado un acto en plaza Cataluña para conmemorar a las víctimas, y la archidiócesis ha manifestado en un comunicado que finalmente participarán en el mismo el cardenal arzobispo Juan José Omella, el obispo de Terrasa; José Ángel Sáiz Meneses, y un auxiliar de cada una de estas diócesis, Sergi Gordo y Salvador Cristau.
Además, el cardenal Omella pidió la semana pasada que se celebre Misa en todas las iglesias de la archidiócesis, y en ellas se rece por las víctimas de los atentados y sus familias. Para ello, la archidiócesis ha puesto en circulación un texto para que se incluya en la oración de los fieles, y que dice así: “Al cumplirse el primer aniversario de los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils rogamos hoy por todos los afectados. Por los difuntos, por los heridos y por los familiares y amigos. Por los miembros de los cuerpos de seguridad, bomberos y servicios sanitarios, que continúen siempre desarrollando su tarea con voluntad de servicio a la sociedad”.
También ha incluido la oración por los terroristas: “Oremos por todos aquellos que, en todo el mundo, causan el terror con atentados y guerras. Rogamos por que conviertan sus pensamientos y acciones en caminos de paz y diálogo“. De esta forma, aunque la Iglesia no convoque ningún acto oficial, todo el que quiera podrá asistir a misa en cualquier lugar de la archidiócesis y apoyar a las víctimas y sus familias mediante la oración.
Los atentados, que estaban planeados para finales de agosto, se precipitaron cuando el día 16 explotó un chalet en la localidad de Alcanar, en el que había hasta 120 bombonas de butano. Según la policía, estas bombonas formaban parte de un plan para atentar en el templo de la Sagrada Familia de Barcelona, lugar emblemático tanto para cristianos como para turistas y considerado uno de los puntos neurálgicos de la ciudad.
Al explotar el chalet, los terroristas optaron por un atropello masivo en el paseo de las Ramblas, una de las calles más transitadas de la ciudad, con resultados devastadores. Poco después se confirmó que el muerto en la explosión de Alcanar era un imán yihadista radical que había contagiado sus ideas a los terroristas.