“Dentro de la desolación, ya que en la zona reinaba un gran silencio; lo que destaca en mi recuerdo es que el mal de unos pocos sacó la bondad de muchos”, recuerda Peio Sánchez, párroco de Santa Anna en el barrio de El Raval a pocos metros de Las Ramblas, cuando busca en su mente las sensaciones vividas la tarde del 17 de agosto de 2017.
A las 5 de la tarde una furgoneta conducida por un joven radicalizado con las ideas del Daesh invadió el paseo de Las Rampas provocando 16 muertos, la mayoría turistas, y 131 heridos. Posteriormente el ataque en Cambrils para evitar un control policial provocó una víctima mortal –además de 5 terroristas– y 6 heridos. Muchos encontraron la tranquilidad espiritual en este templo que permanece abierto 24 horas dentro del Proyecto Hospital de Campaña.
Comerciantes, fuerzas de seguridad, servicios médicos, capellanes de distintas lenguas y confesiones… dieron lo mejor de sí en aquellas horas y durante los días siguientes atendiendo a las víctimas y a quienes vivieron la terrible escena. Por ello, para Sánchez está claro que “aunque unos pocos quieren hacer el mal, la bondad es más fuerte”.
El párroco recuerda cómo las iglesias de la zona se “convirtieron, en un primer momento, en lugar de repulsa y también de oración para los creyentes haciendo presentes a las víctimas”, a pesar de que la mayoría eran turistas de fuera. Aunque para todos, barceloneses y visitantes, el ataque ha dejado “el impacto de que todos somos vulnerables, algo que ha sido muy comentado a partir de ese día”.
Esta convicción se traduce, para el párroco, en que “no nos podemos mover por el impulso inmediato y tenemos que recuperar a las personas, algo fundamental para los creyentes que debemos poner a la persona en el centro y darle nombre. En este sentido, la dimensión de acogida frente a disposiciones xenófobas y también islamófobas es un reconocer al otro y llegar a la persona, se llame Fátima o Mohamed, que conozco y puedo ser su amigo…” Por ello, tras un acontecimiento como este a la Iglesia le tocar estar entre quienes “desmonta los estereotipos, los rumores… que al final nos vencen por nuestras ideas y reconocer al otro, para que conociéndole desmonte los estereotipos”.
Esto es lo que se ha vivido en esta parroquia, ya que el Raval cuenta con una importante presencia musulmana y tanto la parroquia como las congregaciones religiosas presentan han impulsado diferentes acercamientos con el Islam. Para Peio Sánchez “cuando surge el conflicto es muy importante que haya habido un diálogo previo y un diálogo posterior”, algo que se puso de manifiesto en la inmediata respuesta de repulsa de la comunidad islámica de la zona. “Potenciar el diálogo, siempre es una forma de prevenir y acompañar los conflictos. Si hay conflictos sin base de diálogo, estamos perdidos porque el uso de la violencia es siempre un recurso”, sentencia.
Aunque la clave en este momento, para las autoridades políticas y eclesiásticas, son las víctimas. En este sentido, Sánchez subraya que “en Cataluña se sostiene una situación de confrontación política que, a veces, dada su fuerza impide mantener las prioridades. En este sentido, la prioridad de las víctimas es una prioridad social y es una prioridad de la Iglesia; algo que exige relativizar cualquier otra cuestión”. “No podemos perder de vista lo que son las prioridades”, recalca.