“Me llamo Ingry Tawadros, tengo 14 años, soy copta ortodoxa y la mayor de tres hermanos. Nuestro padre fue decapitado por Daesh en una playa de Libia el 15 de febrero. Se mantuvo fiel en su fe hasta su último aliento”. A pesar de ser solo una adolescente, Ingry sabe exactamente lo que le hicieron a su padre, Tawadros Youssef, uno de los 21 cristianos coptos asesinados en 2015.
Desde su humilde casa en Egipto, habla de él y lo describe con admiración: “Mi padre era un gran trabajador y un buen padre. Un hombre cristiano, de hecho, que tuvo muchas dificultades en Libia porque su nombre es fácilmente reconocible como cristiano y, según cuentan, le pidieron en numerosas ocasiones que se cambiara de nombre, pero él nunca quiso. Mi padre decía: ‘Quien se cambia de nombre acaba cambiándose de fe’”.
La fe por la que murió Tawadros junto a sus compañeros es la misma que profesa su familia: “Rezamos por sus asesinos, para que se conviertan”. Sus palabras, con certeza, lo evidencian: “Mi padre y sus compañeros han sido reconocidos mártires por mi Iglesia. Son un ejemplo para todos los cristianos”.
Tawadros y sus compañeros habían viajado a Libia en busca de trabajo. Pero se encontraron con una odisea que empezó el 27 de diciembre de 2014. Militantes del autodenominado Estado Islámico, en expansión en Libia, entraron en el edificio donde se alojaban los coptos. Llegaron en coches equipados con cañones antiaéreos y se los llevaron durante la madrugada.
En febrero, los 21 secuestrados fueron llevados a una playa para ser decapitados por no convertirse al islam. Pero, antes de morir, sellaron su martirio pronunciando la frase: “Ya Rabbi Yasou”. Es una invocación común entre los cristianos egipcios, que quiere decir “Oh, mi Señor Jesús”. Los terroristas filmaron su asesinato y lo difundieron en un vídeo el 15 de febrero de 2015.
“Quiero que sepan que estoy orgullosa de mi padre”… Antes de despedirse, Ingry pronuncia estas palabras en árabe, dejando notar su firmeza y convicción: “No solo por mí o por mi familia, sino porque ha honrado a toda la Iglesia. Estamos muy orgullosos porque no renegó de su fe y eso es algo maravilloso”.