Hoy, 21 de agosto, con celebraciones organizadas de forma simultánea en todas las diócesis de Irlanda, se inaugura el Encuentro Mundial de las Familias Dublín 2018. Una semana en la que profundizar sobre ‘El Evangelio de la familia: ¡Alegría para el mundo!’ a la luz de los dos últimos sínodos sobre el tema y la exhortación apostólica ‘Amoris laetitia’. Para el Director del Instituto Universitario de la Familia de Comillas y bloguero de Vida Nueva, Fernando Vidal, el encuentro es una oportunidad para convocar a más y ayudar a más gente.
PREGUNTA.- ¿Cuál es el reto más importante que tiene este encuentro?
RESPUESTA.-Creo que es responder a dos preguntas. La primera: ¿somos capaces de acompañar cualquier tipo de situación familiar, de la misma manera que Jesús era capaz de acompañar a cualquier tipo de persona en cualquier situación? Y la segunda: ¿somos capaces de leer qué signos del Espíritu en las nuevas formas familiares; en lugar de estar limitándonos a condenar, rechazar o a una determinada forma de ver las cosas? Quizá existan también mensajes importantes para la pastoral y la vida cristiana en esas realidades que se están viviendo y, por lo tanto, estas preguntas están en el centro de una pastoral familiar que requiere un giro radical, como nos pidieron los Padres Sinodales y que para mucha gente está tardando más de lo que sería necesario. Es verdad que durante muchos años se ha favorecido una línea de pastoral familiar más institucionalista, más basada en una visión muy homogénea de familia y matrimonio que nos ha hecho menos ágiles para acoger y empatizar con personas con diferentes situaciones familiares. Especialmente en los jóvenes, que buscan en el vivir en pareja la autenticidad, un desarrollo, que muchas veces no ven reflejados en los matrimonios católicos; muchas veces por la superficialidad de la cultura, cierto individualismo e utilitarismo… pero también porque necesitamos reflejar la belleza del matrimonio y la familia de una forma mucho más fresca y menos punitiva.
Convocar a todos
P.- ¿Encuentros como este pueden ser realmente transformadores a la hora de orientar la pastoral y la reflexión teológica?
R.-Son fructíferos en la medida en que son capaces de convocar a todo el conjunto de la Iglesia. Tenemos que preguntarnos si estos encuentros, ¿convocan a todos los grupos, convocan a toda la Iglesia, todos se sienten convocados? O, más bien ¿participan personas con una preocupación o una línea determinada? Esto es clave para juzgar bien por dónde va la pastoral familiar y ver qué recursos y fuerzas le dedicamos a ella. Necesitamos movilizar al conjunto de la Iglesia. Los encuentros son útiles en la medida en que incluyen toda la pluralidad y diversidad de la realidad eclesial.
P.- Los temas que se van abordar en el amplísimos programa son muchos: la paternidad responsable, la complementariedad, el matrimonio sacramental, la formación, las crisis de las parejas, la violencia doméstica, la acogida a parejas LGTBI, la ruptura y el divorcio… ¿Detrás de este programa hay una búsqueda de integrar a más geste en este encuentro?
R.- Sin duda. Es una gran mérito del nuevo Dicasterio de Laicos, Familia y Vida que decididamente ha abrazado, como no podía ser de otra forma, ‘La alegría del amor’ y está aplicando esa perspectiva a todo el ámbito familiar. Sin duda, el dicasterio presidido por el cardenal Farrell, está impulsando esa línea. Ha habido alguna protesta menor por esa pluralización, pero creo que es algo realmente muy minoritario.
Hacia el cambio de línea en la pastoral familiar española
P.- ¿Cómo espera que sea la participación y la aportación de los grupos españoles en el Encuentro Mundial?
R.-En España estamos en una situación peculiar porque era uno de los sitios donde se defendía de una forma especialmente intensa una línea pro-vida y pro-familia muy específica y había mucha ausencia de grupos parroquiales, de otros movimientos o asociaciones de fieles del ámbito de la pastoral familiar oficial. En España, en la pastoral familiar, estamos en transición hacia la inclusión de todo el trabajo que por las familias hacen el conjunto de grupos y movimientos de Iglesia. La Conferencia Episcopal, con Mario Iceta como presidente de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida, está haciendo un esfuerzo grande por incluir y movilizar. Ciertamente, en diócesis como Bilbao el planteamiento es muy abierto, inclusivo e integrador… por lo que tenemos que ver si el resto de participantes de la delegación española responde a esa dirección que le ha imprimido la Conferencia Episcopal. En todo caso, me parece que en este encuentro, por esa pluralizaión que han impulsado el Dicasterio, ha suscitado mucho mayor interés, se toca más realidad y por lo tanto eso nos lleva a que tengamos la vista puesta en la gente a la que queremos ayudar que en nosotros mismos.