Durante la audiencia general que ha presidido hoy, 22 de agosto, en el Aula Pablo VI del Vaticano, el papa Francisco ha tenido presentes a las 10 personas que fallecieron el pasado lunes por la crecida inesperada del río Raganello, en una zona barrancosa situada en Calabria, al sur de Italia. “Mi pensamiento va a esta tragedia en la que perdieron la vida excursionistas provenientes de varias regiones de Italia”, comentó el Pontífice durante los saludos en distintas lenguas al final de su intervención.
El Pontífice argentino ha confiado a la “bondad misericordiosa de Dios” a todos los que fallecieron “dramáticamente” en este incidente y ha manifestado su “cercaría espiritual” con sus familiares y con los heridos.
Jorge Mario Bergoglio ha dedicado su alocución durante la audiencia general a continuar con su ciclo de catequesis dedicadas a los mandamientos, partiendo del segundo del Decálogo, que dice: “No tomarás el nombre de Dios en vano”. Decir este nombre, según el Papa, supone “entrar en íntima relación con Él”.
A los cristianos, el mandamiento les recuerda que fueron bautizados “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y que debemos vivir nuestra vida cotidiana en comunión real con Dios, sin hipocresía, como los santos, cuyo ejemplo de vida toca el corazón de todos y hace más creíble el anuncio de la Iglesia”.
Así, Francisco ha llamado a no mantener una relación “hipócrita” con Dios que resulte “formal” o “vacía”. Tras reconocer que “se puede vivir una falsa relación con Dios”, ha comentado que el segundo mandamiento del Decálogo “es precisamente la invitación a una relación con Dios sin hipocresía, una relación en la que nos encomendamos a Él con todo lo que somos. En el fondo, hasta el día en que no arriesgamos nuestra existencia con el Señor, tocando con la mano que en Él se encuentra la vida, hacemos solo teorías”.
En su propuesta para vivir una vida cotidiana “en comunión real con Dios” y “sin hipocresía”, Francisco pide a los cristianos que “tomen sobre sí el nombre de Dios sin falsedad”, y conseguirán así que “el anuncio de la Iglesia” resulte “más escuchado y más creíble”.