Busca ser una herramienta fundamental en medio de una sociedad “hipererotizada” o “hipersexualizada”, donde el amor humano se reduce sólo a la genitalidad y al placer
“Vivimos en un ‘analfabetismo afectivo’; no sabemos amar, confundimos amor con deseo, sexo, sentimiento, emoción, atracción, afecto e impulso. El cuerpo humano se ve como algo que se ‘posee’, distinto al ser existencial. Y no es cierto que lo que haga con mi cuerpo no me afecta ¡Claro que afecta! Lo que pasa es que nos hemos ido al extremo de atrofia del corazón, devaluando el significado del amor humano, reduciéndolo sólo a sexo”.
Así de claro describe Marco Lôme, director del plantel Guadalajara del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia, la concepción que se tiene actualmente del amor humano, en medio de una sociedad “hipererotizada” o “hipersexualizada”, donde éste se reduce sólo a la genitalidad y al placer. A lo que se suma –dice– una mentalidad que rechaza la paternidad y quiere educar en la sexualidad, pero no en el amor.
Es por ello que el Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia en México, llevará a cabo el diplomado “Teología del Cuerpo y del amor”, el cual dará inicio a finales de este mes de agosto en las instalaciones de la Red de Universidades Anáhuac, en la Ciudad de México, y cuyo objetivo es aportar una visión completa y sana del ser humano, “ya que la plenitud de la vocación cristiana se expresa en ser dueño de sí mismo y en influir positivamente en los demás, siguiendo el ejemplo y el modelo de Jesucristo”, apunta.
Para Marco Lôme, la frase “darle a tu cuerpo alegría…” sigue siendo un slogan tentador, pero que no resuelve las cuestiones fundamentales y reales del corazón del hombre. “En el fondo es un ‘amor vacío’ o ‘líquido’, sin vistas al compromiso ni a la trascendencia”.
Considera que la visión que deben tener no sólo el católico, sino todo hombre sobre el cuerpo humano y el amor, debe ser ‘integrativa’. “El cuerpo tiene un significado que nos habla sobre el amor; un lenguaje específico que no sólo hay que descubrir, sino vivir. El cuerpo está hecho para amar, para realizar su verdadera vocación”.
Para ello –añade– se debe integrar el dinamismo amoroso que comienza con el deseo sexual y culmina con el amor “divino”; y que se da en la “totalidad, libertad, fidelidad, exclusividad y fecundidad. Este es el concepto que se debería tener sobre el amor”.
En este contexto, el especialista se refirió el pensamiento de san Juan Pablo II sobre el amor humano, que tiene que ver con la verdadera vocación del hombre. Explica: “Entender, comprender y vivir desde una visión así del hombre, no sólo resuelve el tema del ‘amor humano’, sino el sentido de la vida misma. Algunos sólo lo han identificado desde el tema de la sexualidad, pero va más allá. Toca el corazón del ser humano desde su origen, sus caídas, pero también su esperanza en el camino que quiera escoger como realización de su vocación al amor”.
El diplomado que ofrece el Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II pretende dotar no sólo conocimiento, sino de herramientas para educar en el amor humano, de tal suerte que responda directa y claramente a los problemas que la sociedad presenta respecto a temas de sexualidad. “Cuando uno comprende el origen, significado y sentido del amor, responde profundamente a las preguntas existenciales del ser humano”, apunta.
Está seguro que muchos padres, educadores, formadores, docentes, comunidades educativas lo agradecerán, porque aunque es ir a contracorriente, es la única visión que responde a lo que realmente busca y necesita la sociedad.
Y dado que el instituto busca formar especialistas en la materia, el diplomado “Teología del Cuerpo y del amor” constituye el primer paso para ofrecer posteriormente una certificación.
Para mayores informes sobre el diplomado, comunicarse al 5328-8080 extensión 8794.