Uno de los objetivos es que las jóvenes aprendan que más allá de un lúcido festejo, es una oportunidad para agradecer a Dios el don de la vida, pero también para ofrecerle sus penas, alegrías y proyectos
“Pues señor, resulta que Espergencia quince años cumplió, y hasta hoy que va a cumplir los treinta se le festejó”, cantaba así Chava Flores, el famoso compositor e intérprete de canciones mexicanas populares. Y es que, las fiestas de XV Años son en México uno de los eventos sociales más significativos.
Consciente de la importancia que tiene para las jovencitas llegar a esta edad, la Diócesis de San Juan de los Lagos (Jalisco) busca prepararlas espiritualmente, haciéndoles saber que, más allá de la gran fiesta, la celebración eucarística que la precede, es una oportunidad para agradecer a Dios su juventud, pero también para entregarle sus penas, alegrías y proyectos, en unión con las personas a las que aman.
Actualmente esta preparación se realiza a través de un cuaderno elaborado por la Comisión Diocesana de Pastoral Profética, el cual se ofrece a toda jovencita que solicita la misa de acción de gracias en su parroquia, “y aunque la celebración de los XV años no es un sacramento, sí guarda una estrecha relación con la Eucaristía y la Reconciliación”.
Al respecto, habló para Vida Nueva el asesor de esta comisión, el sacerdote Héctor Medina Cortés, quien es autor –junto con el padre Luis Alfonso Martínez– de dicho cuaderno, que lleva por título: “Llamadas a la vida. Catequesis para quinceañeras”, editado por PPC México.
En primer lugar, se refirió al origen de la celebración de esta fiesta en México; recordó que a raíz de la conquista de los españoles, los misioneros añadieron una misa a la tradición indígena de celebrar a las quinceañeras; y en el siglo XIX, el emperador de México, Maximiliano y su esposa, Carlota, incorporaron a esta celebración la tradición del vals y los vestidos.
El sacerdote considera que es muy significativo llegar a la edad de quince años, ya que proporciona a la joven, a su familia y a la Iglesia, una excelente oportunidad de dar testimonio de su fe en Cristo, por medio de un acto de acción de gracias, y ¡qué mejor que sea dentro de una celebración eucarística!
Por eso –dijo– toda jovencita debe tener claro que la celebración de los XV Años es más que el vestido, el elegante peinado y la fiesta. “Es una oportunidad para dar gracias a Dios por el don de la vida, pero también para festejar a la joven que está empezando a convertirse en mujer, celebrando este don con sus familiares y amigos”.
Mencionó que hoy por hoy la diócesis tiene el desafío de que algunas quinceañeras quieren tener su misa, pero no aceptan fácilmente la preparación, por lo que se ha buscado convencerlas explicándoles la importancia de ello.
El padre Héctor Medina Cortés explica que varía la forma que cada iglesia acompaña a sus quinceañeras, y esto depende de que tenga o no un equipo estructurado que lleve a cabo retiros de medio día, que les ayuden a hacer un buen examen de conciencia o el acto penitencial; hay incluso algunas iglesias que cuentan con grupos de adolescentes y preadolescentes en los que las jovencitas se van preparando.
Para el sacerdote, lo ideal es que incluso a la preparación acudan también quienes serán los chambelanes, “para que esa acción de gracias no se convierta en un mero acto social. También es una buena oportunidad para que los padres y los padrinos se confiesen y puedan recibir el sacramento de la Reconciliación. De esta manera, el día de la celebración eucarística todos podrían comulgar, y sumarse al verdadero sentido del festejo de la quinceañera: la acción de gracias a Dios, dador de la vida.
El cuaderno “Llamadas a la vida. Catequesis para quinceañeras” está dividido en tres temas principales: ¡Tengo 15 años!, ¿Qué celebro y quiénes me acompañan? y Celebro mis XV Años. Además ofrece los criterios generales para la celebración de acción de gracias: La oración de los padres por la hija que cumple 15 años; La consagración de la quinceañera a la Virgen María; Los textos bíblicos para la meditación de la quinceañera, y finalmente, Las indicaciones para el catequista. En cada capítulo la adolescente puede hacer anotaciones sobre lo leído y da respuestas relacionadas con su propia vida y experiencia.
El padre Héctor Medina consideró fundamental que la Iglesia siga fomentando materiales en este ámbito, toda vez que muchos adolescentes y jóvenes se encuentran confundidos sobre su identidad. “Es necesario que tanto la Iglesia como todas las instituciones sigamos trabajando para darles luz, porque ‘algunos no saben qué árbol son ni qué fruto deben dar; otros son mangos y quieren dar limones’; están confundidos y por eso no dan frutos en su vida y viven tristes”.