La Asociación Americana de Psicología (APA) ha publicado un estudio reciente, en su revista ‘Journal of Family Psychology’, sobre cómo influye la oración en las relaciones familiares y los beneficios que esta provoca. La investigación se realizó con 198 familias cristianas, judías y musulmanas residentes en 17 estados estadounidenses y tenían que responder a una encuesta, cuyas preguntas no incluían la palabra ‘oración’, pero el 96% de las familias hizo referencia a la misma en sus respuestas.
“¿Tu relación con Dios influye en tus relaciones familiares? ¿Cómo supera tu familia las tensiones? ¿Cómo compartes tu fe con tus hijos?”, son ejemplos de las preguntas realizadas. “Como un ritual, la oración familiar proporciona tiempo y espacio sagrado para conectarse con Dios y con los demás. Es un momento de unión y un espacio para expresar amor y preocupación del uno por el otro”, dijo Joe Chelladurai, doctorando en la Escuela de Vida Familiar, de la Brigham Young University (BYU), y autor principal del estudio.
En las entrevistas, los padres indicaron su interés por transmitir el sentido de ritual de la oración. Mientras, los niños aprendieron a orar a través de los ejemplos de sus padres. La oración familiar se convirtió en una práctica, pero también un medio para transmitir la fe.
“Si bien algunas oraciones familiares son rutinarias por naturaleza, a menudo las familias ofrecen lo que los científicos sociales llaman ‘oraciones peticionarias espontáneas’”, dijo David Dollahite, profesor de Vida Familiar de BYU y coautor del estudio. “A menudo le piden a Dios que ayude a los miembros de la familia con los desafíos que afrontan”, añade.
“Varias familias informaron sobre la conexión entre sí como resultado de la oración familiar. Esta conexión también se experimentó relacional y espiritualmente. Por ejemplo, una familia informó que tomarse de las manos generaba un sentido de conexión física y espiritual entre los miembros de la misma”, admitió Chelladurai.
Muchas familias descubrieron que la oración servía para aliviar tensiones y facilitaba una mejor relación. Otros también usaron la oración individualmente para centrarse o calmarse antes de interactuar directamente con los miembros de la familia antes de abordar una discusión.
Las familias entrevistadas también expresaron sus dificultades para orar juntas. “A veces las familias luchan por unir a todos”, explicó Chelladurai. Pero “tampoco siempre se dan los resultados que esperan”. Aunque los investigadores sí concluyeron que cuando las familias llegaban al punto en que la oración era significativa, sí era útil.