“Los sacerdotes no debemos tener miedo a compartir nuestra fe en el ‘continente digital’. Hay quienes todavía piensan que meternos en las redes sociales es un lugar oscuro y que por lo tanto vamos a salir perdiendo, pero mi experiencia me dice que sólo estando donde están las personas se les puede ayudar a cambiar su vida, porque todavía hay tantos hijos de Dios que necesitan conocer a su Padre”.
Así piensa el padre Sergio Argüello Vences, mejor conocido en México como el ‘Sacerdote youtuber’, mote que se ha ganado a pulso, pues es el primer cura en todo el mundo en recibir de YouTube el ‘Botón de plata’ por contar con más de 200 mil suscriptores en su canal ‘Padre Sergio‘, su ‘parroquia digital’, como le llama.
Necesidad de Dios
En entrevista para Vida Nueva, el sacerdote, que desempeña su ministerio en la Arquidiócesis de Yucatán, relató que fue en el 2014 cuando abrió su canal de YouTube como parte de un proyecto de Teología, que consistía en subir algunos videos a esa plataforma; jamás se imaginó que cuatro años después estaría recibiendo dicho reconocimiento por parte de YouTube.
“El año 2017 fue clave –explica– pues comencé a montar videos dirigidos a los miembros de una comunidad en Tláhuac, Ciudad de México, quienes me los solicitaban, toda vez que me extrañaban ya que había tenido que continuar mi ministerio en Mérida, Yucatán. Me sorprendió que el primer video dirigido a aquella comunidad alcanzó las 2,500 visitas. Eso me hizo ver que hay una gran necesidad de Dios en las redes sociales”, añade.
Considera que el reconocimiento que le ha otorgado la famosa plataforma digital debe entenderse como una puerta que se abre para que la Iglesia se dé cuenta de las necesidades que los fieles tienen. “El reconocimiento que me han hecho me deja en claro que sí es posible una pastoral digital”, apunta.
El verdadero premio
Para el padre Sergio Argüello, el verdadero premio por su incursión en el ‘continente digital’ –como lo llamaba el papa emérito Benedicto XVI–, es saber que ha logrado acercar a muchas personas a Dios a través de la reflexión que hace del Evangelio. “He recibido testimonios de personas que me dicen: ‘padre, estábamos alejados de la Iglesia, creíamos que se trataba de otra cosa, pero a partir de su parroquia digital, nos damos cuenta que necesitamos a Dios’. Entonces comienzan a acercarse a su parroquia, a sus grupos de apostolado”.
Explica que los mensajes con mayor éxito y aceptación en su canal tienen que ver con contenidos que le recuerdan a los fieles que Dios los ama tal y como son, que los quiere cerca de Él y que es capaz de transformar su vida; “ahí es cuando me doy cuenta que la necesidad de sentirnos amados es muy grande, pero todavía más la necesidad de sentir el amor de Dios, a pesar de nuestros pecados”, dice.
Creatividad digital
El sacerdote lanzó recientemente una serie de retos en video. Uno de ellos lo llamó ‘El reto de los tres meses’, el cual consiste en desafiar a sus seguidores a ir a misa, confesarse, rezar el rosario y visitar al Santísimo durante 12 semanas. “Al pasar ese tiempo –asegura- la gente queda muy agradecida; no he encontrado una sola persona que me diga que el reto no valió la pena, pues se dan cuenta que, junto a Dios, todo es diferente”.
Detalló que hace dos meses inició también otro proyecto que ha gustado mucho; se llama ‘Diez minutos con Dios’, y se trata de una oración que hace el sacerdote, la cual publica a las cinco de la mañana. Pero sin duda, los videos con mayor aceptación son las reflexiones que hace sobre el Evangelio del día; son las mismas palabras que pronuncia en la homilía de la Misa, pero en formado de video, por lo que –dice– “mata dos pájaros de un tiro”.
Si bien se le conoce como el ‘Sacerdote youtuber’, el padre Sergio Argüello también tiene cuentas en otras redes sociales, entre ellas Twitter, Instagram y Facebook; tan solo en esta última cuenta con más de 350 mil seguidores. Ahí es donde ahora ve el gran reto, un reto –afirma–, que quiere lanzar a los sacerdotes y religiosos de todo el mundo, porque sin duda les permitirá estar donde la gente está.
