El director de la revista jesuita La Civiltà Cattolica, Antonio Spadaro, ha analizado en siete puntos el desafío del pensamiento educativo del Papa. Para el teólogo y periodista, los temas educativos han estado presentes en Bergoglio desde su periodo de formación en Argentina hasta la actualidad.
‘Educar es integrarse’. En este primer punto, Spadaro señala que “Bergoglio enmarca la educación dentro de una visión amplia de la sociedad, como un contexto vital para cumplir y asumir compromisos comunes para la construcción de la comunidad civil”. Una educación que no es exclusivamente individual, sino que también hay que tener muy presente el carácter popular.
El Santo Padre siempre anima a aceptar al diferente. “La diversidad debe considerarse como un desafío positivo y no como un problema”, apunta Spadaro desde esta mirada que contempla que la construcción social se debe de dar a través de un pueblo unido: ‘Acoger y celebrar la diversidad’.
En tercer lugar, Spadaro habla de ‘Afrontar el cambio antropológico’. A sabiendas de que el “mundo es diferente y que los desafíos educativos ya no son los del pasado, Francisco retoma lo escrito por Pablo VI, ‘evangelizar significa llevar la Buena Nueva a todos los estratos de la humanidad que se transforman’”, explica el periodista jesuita.
“No hay libertad si no hay inquietud”, reflexión que lleva al jesuita a titular el cuarto punto como ‘La inquietud como motor educativo’. A esta conclusión llega recordando lo que dice el Papa sobre que “la única forma de recuperar el legado de los padres es la libertad: lo que recibo es mío solo si cruza mi libertad”.
‘Pedagogía de la aplicación’. Spadaro es tajante: “La verdad de Dios es inagotable, es un océano del que apenas podemos ver la orilla”, y señala que las escuelas cristianas tienen que acoger todas las preguntas que los estudiantes hagan y huir de hacer ejércitos hegemónicos de fieles.
El artículo publicado en La Civiltà Cattolica recoge las palabras de Fancisco en 2003, cuando afirmó sobre la necesidad de “crear a partir de lo que existe, sin idealismo. Uno es capaz de reconocer las diferencias, las expectativas e incluso los límites de nuestros niños y sus familias”. Por ello Spadaro habla de ‘No maltratar los límites’.
Spadaro define el último punto como ‘Vivir una fecundidad generativa y familiar’. Y escribe “la educación no es una técnica, sino una fecundidad generativa: dialogar es tener la capacidad de dejar la herencia”. Así pues extrae de las enseñanzas del Papa que la educación es un hecho familiar que involucra la relación entre generaciones.
“La educación es una de las artes más emocionantes de la existencia, y sin cesar requiere que amplían sus horizontes”, con las palabras de Francisco finaliza el artículo.