LaPresse publicaba en la tarde de ayer, 30 de agosto, una entrevista al jesuita y experto en historia del cristianismo Alberto Melloni a propósito del informe de Carlo Maria Viganò. “No está sucediendo nada inesperado –asegura el jesuita– en el sentido de que tenemos delante un enfrentamiento que el papa Francisco ha desencadenado con la Administración Trump“. Por tanto, considera que la Iglesia no está “sitiada” como puede parecer por algunos titulares, sino que este incidente es lo natural por los conflictos con los sectores más conservadores de EE UU.
Pero el profesor también reconoce que todo conflicto externo tiene un reflejo interno, y que el problema está por tanto también en la estructura de la Iglesia y algunos sectores de la misma. Sin embargo, es optimista, ya que opina que “si los enemigos del Papa tienen que contentarse con alguien como Viganò, Francisco puede sentirse cómodo”. Así, considera que el Papa está gestionando razonablemente bien los casos de abusos, especialmente tras “comprender que la dimensión criminal de los hechos solo puede resolverse de manera criminal”, y deben ser los jueces, y no solo la Iglesia, quienes castiguen a los abusadores.
El observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, el arzobispo Bernardito Auza, intervino ayer en un debate abierto del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el tema ‘Mediación y resolución de conflictos’. Durante su alocución, defendió que la auténtica resolución de conflictos “requiere la participación de todas las partes implicadas, no solo de los líderes sino de la comunidad entera, particularmente de quienes hayan sufrido el conflicto en cuestión”.
Según informa Vatican News, Auza aseguró al auditorio que, teniendo en cuenta la experiencia de la Iglesia en este campo, ha aprendido algo fundamental: “Escuchar y estar cerca de las víctimas de la injusticia y violencia generadas por el conflicto es necesario”.
Citando los casos de Mozambique y Colombia, ha afirmado que son “ejemplos de cómo siempre es necesario dejar abiertas las vías de mediación para resolver las controversias y nunca abandonar el proceso de paciente diálogo y negociación para llegar a una solución justa y digna con medios pacíficos propios de pueblos civilizados”.
Con las elecciones en Bosnia-Herzegovina ya a la vista (se celebran el 7 de octubre), la Iglesia en el país ha exhortado a todos los candidatos a que gane quien gane trabajen juntos para mejorar los derechos humanos en la nación. “En un país como este, que aún sufre las heridas del conflicto –ocurrido hace ya 23 años– es esencial reconciliar a la gente, y que cada individuo y grupo sienta que disfruta plenamente de sus derechos“, dijo Ivo Tomasevic, presidente de la Conferencia Episcopal.
“Hasta ahora –añade el prelado en CRUX– hemos sido gobernados por un tratado de paz más que por un Estado normal, y la falta de organización ha sido explotada por los políticos”. Llama por tanto a los ciudadanos a “elegir personas que lleven el país en la buena dirección y creen esperanza para que lleguen tiempos mejores”.