La Comisión Abuso Sexual en el seno de la Iglesia, de la Conferencia Episcopal Suiza (CES), se reúne desde este lunes 3 de septiembre hasta el miércoles 5 en la localidad de St. Gallen con el fin de planificar nuevas medidas de prevención.
Entre las propuestas más novedosas, como ha revelado a The Morning Sunday el presidente del departamento, Giorgio Prestele, está la idea de poner en marcha cursos de formación para seminaristas en los que estos ahonden “sobre la relación con su propia sexualidad”.
Una posibilidad que aún está por aprobarse, pero que, de salir adelante, incluiría una fase de “evaluación” en la que se determinara si el candidato al sacerdocio, antes de consagrarse como tal, pudiera sostener “posibles comportamientos incompatibles con su función”.
Sobre la actuación en sí contra la lacra de la pederastia eclesial, la CES está trabajando para actualizar sus mecanismos de acción. Lo que pasa por acabar con una práctica hasta ahora establecida y que ha generado polémica en los últimos años: el otorgar a las víctimas un derecho de veto si no quieren que su caso sea llevado ante la Justicia civil, dejando su resolución en manos de la propia Iglesia.
Aunque aún falta por comprobar si se da el paso o no en esta reunión de St. Gallen, la intención sería acabar con este derecho de veto y optar por denunciar ante la Justicia, de un modo “sistemático”, todos los posibles casos de abusos contra menores cometidos por clérigos.
La portavoz de la CES, Encarnación Berger-Lobato, ha reconocido a SonntagsZeitung que “este derecho de veto de las víctimas ha sido mal entendido por la opinión pública”, pues muchas veces se ha podido interpretar como que “había un deseo de ocultar hechos”.
Desde 2010 en Suiza, 283 personas han solicitado a la Iglesia católica que denuncie casos de abusos ante la Justicia. Más de 230 están directamente relacionados con el abuso sexual; entre ellos, hay siete violaciones.