El sacerdote Cristiano Bobbo propone cobrar una tasa a las novias cuyos vestidos sean demasiado cortos. A razón de un euro por cada centímetro de escote más abajo de la clavícula, el párroco de Oriago e Ca’Sabbioni, en Venecia, ha lanzado la propuesta irritado tras celebrar bodas en las que la novia olvida “la sencillez y el buen gusto”, dejándose llevar por “las deformaciones de la moda, que hoy parece imponer modelos que aman recrearse en experiencias posiblemente desviadas y desbordantes”.
“Hay un estilo de dignidad y compostura que debe ser reconquistado; debe haber un respeto hacia el otro, algo que está en la base de una vida social seria y serena. Sería importante que las esposas hicieran comprender, a través de la sencillez y el buen gusto de su vestido, la poesía y frescura del momento que están viviendo”, explicó el sacerdote en el informativo La Voz de la Riviera, donde cada semana tiene un espacio, y que ha recogido ABC.
Por otro lado, el obispo de Asís, Domenico Sorrentino, ha comunicado que en la basílica de la ciudad de San Francisco no se celebrarán bodas de novios procedentes de otras parroquias. El prelado está contra la expansión del “turismo de las bodas” y critica que, a la hora de casarse, prime una escenografía bella, en lugar de la solemnidad del sacramento.
Coalición Caballas ha propuesto que la Asamblea de Ceuta reconozca la labor del arzobispo de Tánger, Santiago Agrelo, con los migrantes y su discurso en defensa de los Derechos Humanos. Sin embargo, el PP ha votado en contra, mientras que PSOE, Ciudadanos y MDyC se han abstenido. Para Juan Luis Aróstegui, portavoz de Caballas, era necesario que la Asamblea reconociera el “compromiso y labor extraordinaria” que “a todos nos debe servir de referencia”.
Sin embargo, el portavoz del PP, Emilia Carreira, mantuvo que “no estamos para predicar el evangelio, sino la Constitución y el Estatuto”. “Entiendo que tiene que predicar la fraternidad universal y cosas por el estilo –argumentó–, pero esa uno es nuestra obligación”. Asimismo, según recoge Ceuta al Día, apostó por respaldar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, “apoyando a los agredidos, no a los agresores, esos son mis héroes”. Del mismo modo, invitó a Agrelo a dirigir su mensaje a Rabat: “Su valentía está condicionada por la política, aquí se puede decir y allí igual le cuesta un disgusto”.
Aróstegui le respondió con dureza: “Son todos unos capillitas que se pasean por todos los escenarios religiosos pero luego tienen un discurso muy raro”. Además, le afeó que obliguen a posicionarse “en una trinchera con los guardias civiles o con los inmigrantes”. “No hay inmigrantes contra guardias civiles, estamos discutiendo de política de inmigración”, matizó, apostando por defender la igualdad de derechos de todas las personas, también de los inmigrantes “que usted considera invasores y son sus hermanos”. Y añadió: “Ahora está de moda felicitar a la Guardia Civil como quien felicita la Navidad, a la Guardia Civil se le felicita subiendo los sueldos, los medios, la dotación necesaria, no abandonando a siete guardias en la frontera, ustedes no apoyan a la Guardia Civil, se apoyan en ella para mantener su discurso”, concluyó.
El papa Francisco ha restituido la histórica diócesis de Kosovo. El Pontífice quería reconstruir un antiguo ordinariato que había sido reprimido, por eso, ayer –5 de septiembre–, día de santa Teresa de Calcuta, elevó la administración apostólica de Prizren-Prishtina a diócesis. Asimismo, nombró obispo a Dodë Gjergji, hasta ahora el administrador apostólico.
Se trata de una diócesis que tiene la huella de la santa. Aunque Agnes Gonxha Bojaxhiu –nombre secular– nació en Skopje en 1910, su madre era de Gjakova y el padre de Prizren. Lo que explica el vínculo de la Madre Teresa con la comunidad católica de Kosovo, donde residen 64.000 católicos en un país con un 90% de población musulmana.
En la diócesis se encuentra la catedral de Prishtina, dedicada a la Madre Teresa, y consagrada hace exactamente un año, el pasado 5 de septiembre de 2017, en presencia del cardenal albanés creado por Francisco, Ernest Simoni, como detalla Avvenire.