En los últimos años la Iglesia católica mexicana ha venido trabajando de manera cada vez más estructurada en la atención a víctimas de la violencia, especialmente de aquellas que han padecido a causa del crimen organizado.
Y es que la situación en México es cada vez más preocupante. De acuerdo con Cáritas Mexicana, tan solo en mayo del año en curso fueron asesinadas 2,000 personas en el país; es decir, se registraron 93 homicidios diarios y casi cuatro víctimas por hora. “Esta cifra se ubica entre las más altas de las que haya registro oficial en México”, afirma.
Es por ello que en días pasados la Dimensión de Justicia, Paz y Reconciliación Fe y Política de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social-Cáritas Mexicana, llevó a cabo su “V Taller de Acompañamiento a Víctimas de las Violencias”.
De acuerdo con el organismo, el objetivo fue que los agentes de pastoral social sigan fortaleciendo sus conocimientos para continuar ofreciendo un acompañamiento integral a las personas que han sufrido algún hecho violento en su vida, y que se acercan a la Iglesia con el fin de encontrar la paz.
A la Iglesia le duelen sus hijos
En el taller, que tuvo lugar del 29 de agosto al 1 de septiembre en la Ciudad de México, participaron alrededor de 60 personas, quienes compartieron experiencias muy particulares de las diferentes provincias eclesiásticas mexicanas. Estuvieron presentes agentes de pastoral social de zonas donde la violencia se ha incrementado de manera considerable, como Tehuantepec, Acapulco, Zamora, Veracruz y Tepic, lo que ha llevado a la Iglesia a trabajar de la mano de sus fieles.
Durante el taller, el sacerdote Gabriel Ponce, de la Diócesis de Tepic, dejó en claro que la Iglesia es madre, y por eso tiene que dolerle el dolor de los hijos; “hay mucho sufrimiento de la familia de desaparecidos, hay mucha angustia, desesperación e impotencia, por eso tenemos que abrazarlos, animarlos y apoyarlos para que encuentren justicia, a sus hijos y esa tranquilidad”, dijo.
Justicia transicional
Este quinto taller buscó también seguir fortaleciendo el conocimiento sobre la “justicia transicional”, entendida como el conjunto de medidas judiciales y políticas utilizadas como reparación por las violaciones masivas de derechos humanos. Al respecto, el experto Fabián Sánchez Matus, explicó a los participantes que uno de los objetivos del proceso es el reconocimiento de las violaciones; además del reconocimiento de la dignidad de las personas, la reparación de daños y la visibilización para evitar repetirlos. “Posteriormente –dijo– se busca crear instituciones responsables que generen confianza para fortalecer el Estado de derecho y los procesos de paz”.
El taller de Cáritas Mexicana también buscó que los participantes comprendieran el modelo de acompañamiento que propone la Dimensión de Justicia y Paz, desde la experiencia en la Arquidiócesis de Acapulco, además de consolidar un protocolo de seguimiento para el acompañamiento jurídico y promover la aplicación de algunas herramientas básicas y funcionales para la sistematización de experiencias en sus diócesis.